Esopo tiene la culpa. Desde las elecciones de mayo de 1983 no se veía una campaña para la Junta tan agresiva e insultante como la que lanzó la Confederación de Empresarios de Andalucía contra el PSOE: la rosa socialista convertida en una manzana podrida de donde salía un gusano. "Se fingen moderados, ¿a quién creer?", se preguntaba la patronal. La doble efigie de Felipe González y Alfonso Guerra y la manzanita podrida son casi una broma de niños comparado con la cartelería virtual de los niños de ahora del PP. Escuredo, Borbolla, Chaves, Griñán y Susana Díaz son "las ratas" que roban para su cortijo, los que se gastan el dinero de los parados en "droga y puticlubs". Tanta almendra amarga, tanto gato en la barriga, tanta acidez debe significa algo, debe ser fruto de algún desequilibrio, de alguna debilidad en las encuestas, de algún miedo al agente naranja. Claro que el gerente de la Faffe se gastó el dinero de una tarjeta pública en un prostíbulo y que el chófer de Guerrero dijo que se pagaba la cocaína con otros fondos, ¿pero son por ellos Escuredo, Griñán, Chaves y Borbolla unas "ratas"? ¿Son ellos los que han gastado el dinero en putas y coca? Nada menos cierto. El PP andaluz está zumbado, como un abrazafarolas ebrio zizagueante que un día guillotina a Escuredo y al siguiente rememora la tortilla para darle un bocado al huevo podrido.