Instalado en el deseadísimo tercer vagón del tren de la Liga, el Sevilla tiene hoy la posibilidad de paliar las heridas del miércoles en Madrid. Cierra el equipo de Sampaoli la primera sabatina del año ante un rival que está revelándose como directo en la lucha por un lugar al sol de la Champions del curso venidero. Se trata de una Real Sociedad modelada al estilo de la Masía, pero con unas señas de identidad que recuerdan su mejor pasado.

Eusebio Sacristán ha logrado ensamblar un grupo que juega de oído bajo el añadido de una entrega y un dinamismo que lo convierten en serio aspirante a equipo revelación de esta Liga. Desde el inicio en el saque de Rulli, un portero que sabe jugar, el equipo donostiarra se convierte en turbillón tras pasar el fielato que componen Illarramendi y Zurutuza, se revoluciona aún más en Carlos Vela y en esa magnífica realidad que es Oyarzábal para que el oportuno Willian José defina.

Es un buen equipo que, con el Villarreal, anda a la caza del Sevilla. Cuatro puntos es la distancia entrambos, por lo que bien hará el equipo sevillano en no parecerse al que deambuló sin rumbo por la pradera madridista en la infausta noche del miércoles. Y por lo pronto es bastante mejor que el buen rival que lo espera esta noche en Anoeta. Seguro, además, que los propósitos en la teórica de Sampaoli estarán muy alejados de la sobredosis de cautela exhibida en Madrid.

Es el partido que clausura la sabatina de este constreñido mes de enero con fútbol a diario. La Real llega de encarrilar su continuidad en Copa mientras que el Sevilla prácticamente la dejó ir en el Bernabéu. Ahora bien, seguro que ninguno de los dos va a salir esta noche con un ojo en lo de la próxima semana en Villarreal y Nervión. Hoy es prioritario, la zona alta parece más abierta de lo habitual y tanto el Sevilla como la Real optan a un lugar en ella. La Liga es la Liga.