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Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Y hasta la Real de Sociedad

NO sé por qué le conté la historia. Lo llamé por teléfono para otro asunto y el ruido de fondo me animó a contársela. Se oían voces lejanas y cuando Juan Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de Marinaleda, me dijo que a su lado estaba Diego Cañamero, ex alcalde de El Coronil, los imaginé con ese entorno interjectivo de apócopes, órdenes y contraórdenes en una ocupación de finca. Hace unos veinte años, el fotógrafo Atín Aya y yo fuimos a El Coronil para relatar todo ese proceso en un suplemento dominical. Desde la sentada jornalera junto al castillo de las Aguzaderas hasta el desalojo de la Guardia Civil. Pero esta vez no estaban ocupando ninguna finca. El Marinaleda, que ha subido a Tercera División, jugaba un partido amistoso contra El Coronil en un triangular que completaba el Mosqueo de Los Palacios.

No le pregunté cómo iba el partido, pero le conté la historia. Buscaba en la hemeroteca datos de aquella tórrida tarde de junio de 1982 en la que el notario Antonio Ojeda fue elegido primer presidente del Parlamento Andaluz. La sesión tuvo lugar el 21 de junio. Un día antes, España consiguió el único triunfo del Mundial que organizó. Derrotó a Yugoslavia con goles de Juanito, de penalti, y Saura. El futbolista más destacado fue Perico Alonso, que había fichado por el Barcelona procedente de la Real Sociedad. Eché las cuentas. Siete meses antes había nacido en Tolosa su hijo Xabier, que 27 años después se ha convertido en la gran baza nacional del nuevo Real Madrid. Le conté al alcalde de Marinaleda que había encontrado una nueva prueba de que el Madrid era el equipo del Régimen: Xabi Alonso nació justo nueve meses y dos días después del 23-F. Imagino que sus padres, como tantos españoles, buscaron refugio hasta que la astracanada golpista llegara a su fin.

Estos cálculos pueden ser una secuela de los delirios cronológicos producidos por la lectura del libro de Javier Cercas Anatomía de un instante. Una crónica del día que España, en el Congreso de los Diputados, estuvo a punto de dejar de ser parlamentaria. El autor ofrece una teoría de antagonismos muy novelesca (y empírica) con escenas para enmarcar: el Rey jugando al squash cuando conoció la noticia; la portada del New York Times que Santiago Carrillo tiene enmarcada en su casa con Adolfo Suárez en la portada; el cruce de destinos de Carrillo y Gutiérrez Mellado cuando el primero era consejero de Orden Público de la República y el segundo, preso en Madrid, se salvó milagrosamente de ser fusilado; la chapuza de Tejero comprando seis microbuses en Fuenlabrada y gabardinas para sus cómplices. Ese año ganó la Liga la Real Sociedad y Tejero, no hacía mucho, había estado al frente de la comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián.

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