Tras una rutilante exhibición de fútbol carísimo, un gol de Andone y la expulsión de Llorente hicieron que España acabase pidiendo la hora ante un equipo enardecido. Por primera vez, España vencía en terreno rumano y lo hizo mediante la selección más sevillana. Sergio Ramos, Jesús Navas, Dani Ceballos y Fabián fueron de la partida inicial, los cuatro tuvieron especial protagonismo y contribuyeron al recital de España en Bucarest.

El balón estaba escrito que sería de España y la premonición se convirtió en cruda realidad para Rumanía en cuanto echó a rodar. La tela de araña roja no le daba opción al rival, que sólo en un demarrage de Puscas ante Ramos se adentraría por territorio hispano. Pero la posesión se veía acompañada por dinamita arriba y tanto Alcácer como Rodrigo pueden hacer gol, pero si el nómada Tatarusanu es siempre así, estamos ante un prodigio que tabicó su portería.

Era un soliloquio rojo ante un rival que esperaba sus opciones a la contra y a eso de la media hora, la picaresca innata de Ceballos provocó un penaltito que Ramos aprovechó para abrir el marcador. Decididamente un centro de campo basado en la cimentación con nombre propio que es Busquets, la clarividencia de Fabián, la movilidad de Saúl y la capacidad para improvisar de Ceballos más dos estiletes en los flancos como Navas y Alba era demasiado para el equipo rumano.

En la continuación y para abrir boca, una genialidad de Ceballos origina el gol de Alcácer que parece decidir la contienda, pero el partido cobra otra dimensión con un testarazo del recién salido Andone a la hora de juego. Pero España es muy superior, continúa adueñada de la pelota y a once minutos del fin llega la expulsión de Llorente que complicará el tramo postrero hasta poner de los nervios pidiendo la hora y abrazando a un Kepa milagroso sobre la última campana.