Crónica personal

Pilar / cernuda

Recta final en el PSOE

Afinales de esta semana los militantes socialistas habrán elegido a su candidato para ocupar la Secretaría General. Su elección no es vinculante, debe ser ratificada -o no, que diria Rajoy- en su congreso, pero a no ser que el triunfo del ganador sea muy ajustado, sería difícil aceptar para los militantes que su voto sea echado abajo por los delegados a ese congreso, del que debe salir un PSOE, hoy bajo mínimos, convertido en un partido con el pulso recuperado y listo para ganar elecciones.

El PSOE encara una de las semanas más tensas de su historia reciente, en la que se juega el tipo. Está obligado a acertar con el candidato si pretende seguir siendo el partido de referencia del centro-izquierda preparado para asumir responsabilidades de gobierno. IU y nuevas siglas le están comiendo el terreno, y la decisión de apartar de los puestos de mando a quienes han formado parte de los equipo de González y Zapatero para abrir paso a una nueva generación es sin duda una apuesta valiente, pero también muy arriesgada y no puede fallar con la nueva dirección, so pena de desaparecer aplastado por izquierdistas radicalizados que encuentran terreno abonado en los jóvenes desencantados por la falta de perspectivas y no tan jóvenes desencantados por una crisis que se ha llevado por delante sus esperanzas. O desaparecer también porque el escoramiento excesivo hacia la izquierda puede provocar la pérdida de voto centrista, que igual se inclina hacia el PP o hacia el PSOE, generalmente en función de la personalidad de los distintos candidatos, que en caso de duda son los que inclinan la balanza, más que los sentimientos hacia las siglas.

La lucha se decide entre tres que en realidad son dos: Eduardo Madina y Pedro Sánchez. Los sondeos indican que se encuentran muy igualados, lo que indica que Madina no es tan sólido como creían sus seguidores, pues a pesar de formar parte de la dirección del PSOE y de su grupo parlamentario desde hace años, se ha dejado comer el terreno por un Sánchez que era un absoluto desconocido hasta hace un par de meses. Pero los sondeos no siempre aciertan, y por tanto hasta el domingo el resultado está abierto. Puede ganar cualquiera de los dos.

Se trata de una elección con enjundia: no sólo afecta al futuro inmediato del PSOE, sino de toda España. Sin un PP y un PSOE fuertes, el panorama se presenta crudo, a la vista de cómo se mueven algunas fuerzas de nuevo cuño.

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