ESTA vez no hubo ni la foto de familia (¡qué familia!) aparentando unidad y determinación. Todo lo contrario. Caras largas, huida ante los periodistas y hasta reproche de Artur Mas porque quería una reunión discreta ,"y no nos habéis dejado que lo fuera". Reunión discreta, o sea, a cencerros tapados, para que no se note demasiado la división.

La cumbre, el jueves, de los partidos soberanistas de Cataluña resultó un fracaso para el objetivo perseguido: cómo sortear la suspensión del referéndum del 9-N decidida por el Tribunal Constitucional. Es decir, cómo convocar a los catalanes a votar sobre su independencia sin incurrir en delito de quebrantamiento de la Constitución y desobediencia, con sus correspondientes consecuencias penales (aparte de las políticas, que tampoco son mancas).

Mas es el primero que sabe que la consulta a la que ha dedicado prácticamente todas sus energías durante el último año no se va a celebrar. El 9-N no va a haber un referéndum en Cataluña. Antes que nada, porque sería ilegal, ya digo. Pero es que incluso desde la legalidad ad hoc puesta en pie por la Generalitat (ley de consultas y decreto de convocatoria) tampoco va a ser posible. Ya se han cumplido los plazos para el voto anticipado y la inscripción de los inmigrantes y pronto se cumplirán los de constitución de colegios electorales, sorteo para las mesas y otros. No da tiempo materialmente a organizar la infraestructura para la votación sin el concurso de los secretarios municipales y los mossos. Es imposible que se den el 9-N las garantías democráticas mínimas para la consulta. Como ha dicho el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona Joaquim Brugué -un hombre digno y valiente dentro de una intelectualidad acomodaticia y cobarde-, "las cosas se están haciendo tan mal que si viniera un observador internacional y lo viera creería que Cataluña es Guinea". Le han llovido las tortas mediáticas, internáuticas y verbales por todos lados. La verdad escuece en determinados ambientes y si no caminas junto al rebaño te llaman traidor.

Mas sabe que no habrá referéndum. Lo que no sabe es cómo disimular su derrota. ¿Un simulacro de referéndum convocado por las dos organizaciones independentistas que mueven a las masas? Ya le han dicho ambas que no, que lo convoque él, como prometió. ¿Elecciones anticipadas? Sería para perderlas a manos de Esquerra que, además, prefiere las municipales. Mas, el suicida.