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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Reflexión sin pelapájaros

Enfrentar a estas alturas creacionismo y darwinismo no es propio de un prestigioso científico

En las dos democracias más antiguas, la estadounidense y la británica, no existe esta tontería del día de reflexión. Pero puesto que lo tenemos, reflexionemos. Y no sobre los pelapájaros entre los que hemos de elegir, sino sobre cosas que estimo más interesantes. Esta, por ejemplo: en una reciente entrevista al eminente científico genetista Ginés Morata le preguntan si comparte la afirmación de Javier Sampedro: "Darwin mató a Dios", y contesta: "Es una forma de verlo. Dios es una creación humana. Dios no nos ha creado a nosotros: los humanos hemos creado a Dios. Darwin te hace ver que muchos de los atributos que tú dabas a Dios no eran de Dios, sino que es una cosa mucho más simple. En ese sentido, lo mata… Uno de los grandes logros de Dios era hacer no sé cuántos millones de especies en siete días. Pues es que no tiene nada que ver".

Tan mala práctica es que la religión invada la ciencia como que esta invada lo religioso. Hace más de un siglo que la Iglesia dejó de hacerlo -"casos como el de Galileo basta uno solo" dijo Pío XI-, pero la ciencia parece obstinarse en invadir el ámbito de la religión. Y esto es tan arbitrario como su contrario.

Se puede creer que Dios ha creado a los humanos o que estos han creado a Dios, pero no invocar a Darwin como refutación del Génesis. Porque a estas alturas del siglo XXI no existe tal confrontación. Para los creyentes, el Génesis es un relato verdadero en su esencia expresado a través del lenguaje mítico poético propio de la edad en que fue escrito. Galileo, la más famosa víctima de la intromisión religiosa en la ciencia, escribió: "La Sagrada Escritura no puede mentir jamás, pero a condición de penetrar en su sentido verdadero, el cual, no creo pueda negarse, está muchas veces escondido y es muy diferente de lo que parece indicar la mera significación de las palabras". La interpretación literal del Génesis está desechada por la Iglesia desde hace muchas décadas. A principios del siglo XX, la Pontificia Comisión Bíblica consideró que el relato de la creación estaba construido por metáforas, figuras y alegorías; y el Vaticano II afirmó que es fruto "de los géneros literarios propios de la época". Enfrentar a estas alturas creacionismo y darwinismo es propio de predicadores del cinturón bíblico protestante americano, no de un científico tan inteligente y prestigioso. Aplíquese lo de Dios y el César.

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