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Bicheo por la TDT

fátima Díaz

Reflexión y sudores

EL New York Daily News lo califica como "simple y brillante". La serie documental Undercover Boss (El Jefe), la versión americana que ahora vuelve a ofrecer todos los martes Xplora, supuso un estrepitoso desastre para Antena 3 cuando en 2011 quiso adaptar este formato, de mano de la productora BocaBoca, a su homónimo español. No es de extrañar, porque El Jefe es un ejercicio de autocrítica y reflexión para el que, quizás, no estemos preparados en España. Supone una auténtica bajada a los infiernos, muy constructiva sí, pero como en La historia interminable la prueba más dura a la que podemos enfrentarnos: ponernos un espejo delante y analizar sin paños calientes nuestros fallos. Hay que estar hecho de una pasta especial para resistir el envite y sacar algún provecho a lo malo. Lo malo que llevamos de serie, y lo malo que nos depara la vida. Aunque quienes logran hacerlo -algunos pocos-, adquieren una insólita sabiduría... y una práctica coraza.

Este es precisamente el reto que plantea Undercover Boss. Durante una semana, un alto directivo de una gran empresa se incorpora de forma anónima a su propia compañía como un trabajador más. El jefe abandonará su despacho para conocer de cerca a sus empleados (sin que ellos lo sepan), cuáles son sus preocupaciones y qué opinión tienen de sus superiores. Con toda la información obtenida, el directivo intentará mejorar su propia empresa. Ésta es la teoría. La práctica suele ser mucho más cruda, vergonzante y dolorosa.

Algunos han acusado al programa de ser un lavado de imagen de los jefes que aparecen, empresarios que buscan hacer las tareas más duras de su empresa en un intento por parecer humildes y currantes en lugar de ricachones que pasan el día dando órdenes y viviendo bien. En él vemos a directivos de empresas sufriendo las normas que ellos mismos han impuesto y marchándose de rositas al final del programa en el que quedan fatal los directivos medios, que solo cumplen órdenes y no pueden defenderse de la penosa imagen que ofrecen. Ésta es otra de las críticas que se hace al espacio.

Controversias aparte, el hecho de que se venda como un documental se debe a que los protagonistas no cobran por aparecer en televisión. En Estados Unidos son muy quisquillosos con estos temas: no es un reality a menos que los participantes cobren. Aunque en el fondo, no me nieguen que es carne de reality de primera.

El grupo Atremedia sigue apostando por él, a pesar del fracaso de 2011. De ahí que el mes pasado comprara los derechos para adaptar otra vez el formato. Será complicado para los que están arriba pero para los millones de curritos, y más con estos tiempos de crisis que corren, no hay nada mejor que ver a un jefe... sudando.

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