Bendita la rama que al tronco sale y benditos los hijos que ensalzan la memoria de sus padres para rescatarlos del olvido. En estos domingos estivales, estas páginas se ven enriquecidas por la aportación de un digno hijo de su padre que anda en la tarea de desempolvar la obra del primer Gelán que honró el periodismo de Sevilla desde el objetivo de su Leika. Fernando Gelán, compañero y, sin embargo, amigo se ha propuesto que la figura de Ángel Gómez Gelán sea conocida por sevillanos que no tuvieron ocasión de vivirla. Y ayer nos brotaba la nostalgia refrescando fotos de una Sevilla que dormía con un ojo abierto en cuanto venían las lluvias. Imágenes de riadas con pasarela en Amor de Dios a guisa de cuando en Venecia llega el aqua alta, misa en calle Castilla inundada, carrillo de mano por la Alameda, visiones desempolvadas de un tiempo que ya no tiene sentido.