SON dos palabras que se escuchan en los círculos políticos en este inicio de curso político: regeneración y candidaturas. Falta hace la regeneración, que el Gobierno pretende abordar con una serie de iniciativas que, de entrada, han sido recibidas con escepticismo por la mayoría de los partidos de la oposición, que ven un oportunismo propio de tiempos preelectorales en algunas de las ideas planteadas por el PP y, en otros casos, mensajes que ya se han escuchado en el pasado sin que se hayan llevado adelante porque en política, ya se sabe, cuando se pisan demasiados callos se tiende a levantar el pie para tener la fiesta en paz. Ojalá en esta ocasión lo que ha anunciado Sáenz de Santamaría llegue a buen puerto y, sobre todo, se logre con el necesario consenso con los partidos más relevantes de la oposición. Aplicar la mayoría absoluta tiene poco que ver con los modos que se necesitan para prestigiar la hoy desprestigiada clase política.

Las municipales y autonómicas están a la vuelta de la esquina y es hora de pensar en los carteles. Rajoy y el PP han propuesto un cambio de la ley electoral que dé más valor al voto de los ciudadanos y menos a las componendas políticas con las que se intenta desalojar de las alcaldías a quienes no han logrado mayorías absolutas, sobre todo si los candidatos son del PP. Nada que objetar, aunque se podía haber planteado hace tiempo, no cuando faltan nueve meses para las elecciones.

Lo que agradecerían los ciudadanos es que no sólo se tengan más en cuenta sus votos, sino que se presenten los candidatos que provocan más confianza, no los que los dirigentes de los partidos consideran más acomodaticios con las consignas de la dirección o los que tienen mejores "padrinos". Y, por supuesto, sería de agradecer que se designaran candidatos a quienes cuentan con trayectoria impoluta. La regeneración de la que tanto habla el PP es papel mojado si a la hora de la verdad vuelven a presentar a personajes metidos de lleno en sangrantes casos de corrupción. Que es lo que se rumorea por algunas ciudades de la comunidad valenciana que se pretende hacer, al insistir con candidatos de vergonzosa trayectoria porque incomprensiblemente siguen teniendo la aceptación de gran parte de los habitantes de sus ciudades.

Cospedal asegura que en su partido no se veta la candidatura de nadie. Es fundamental que efectivamente se vea que se apuesta por los mejores.