jorge benavides solís

Doctor Arquitecto

Rehabilitar no supone demoler

Lo obvio es fácil de constatar, sin embargo no siempre se intenta comprender. Defender al patrimonio cultural es tan obvio que casi todos estamos de acuerdo. ¿Por qué, entonces hay centros históricos llenos de cicatrices, jardines históricos descuidados, yacimientos arqueológicos abandonados, museos envejecidos, edificios valiosos alterados? ¿Por falta de presupuesto, de leyes, de ordenanzas, de profesionales cualificados? No siempre.

Se ha constatado que la arquitectura regionalista, particularmente en Sevilla, es un imprescindible factor cultural de pertenencia. Sin ella el conjunto histórico perdería una importante y expresiva huella material de más de medio siglo de su historia. La memoria colectiva se quedaría con un vacío. Se empobrecería la herencia social cualificada dejada por anteriores generaciones. Peligroso síntoma de una especie de alzhéimer cultural. Es imprescindible prevenirlo.

Sevilla comenzó a construirse hace dos mil años, sin plazo determinado para quedar terminada. La ciudad tiene un proceso complejo. Según los clásicos, depende del comportamiento de factores materiales, sociales y políticos. Y éstos en el tiempo y en el espacio, no son los mismos.

Parafraseando a Ortega, la ciudad es ella y sus circunstancias. Es el testimonio material de hechos vinculados a su contexto. El edificio ubicado en la calle Eduardo Dato nº 14 (hecho), es parte del entorno (contexto) de un BIC (Fábrica de Artillería) y a la vez también tiene un entorno contiguo legalmente protegido debido a la densa carga histórica: el barrio San Bernardo.

La empresa inmobiliaria tiene la licencia correspondiente concedida por la Gerencia de Urbanismo para rehabilitar el edificio, con la obligación de conservar su fachada y los "elementos definitorios de su tipología". Sin embargo, lo ha demolido.

Sin otra alternativa se tendrá que hacer una reconstrucción "fachadista" o sea un engaño histórico. Para defenderlo, la decana del COAS ha preferido hacer públicas sus razones estrictamente técnicas y legales antes que culturales, éticas y estéticas. ¿La Delegación de Cultura no debió exigir la realización de un estudio de las patologías de construcción previo a la intervención arquitectónica? La rehabilitación supone una intervención técnica responsable para adaptar el edificio a un nuevo uso sin alterar sus características tipológicas.

Basta ver el estado actual del edificio. El lucro que obtendrá legalmente la inmobiliaria está garantizado. El enriquecimiento de la herencia cultural colectiva en Sevilla, no. Una vez más, se ha hecho aquello que debería estar superado porque ya se cuenta con suficientes instrumentos, técnicos, legales y culturales.

Menos mal, el Ayuntamiento cuenta con la invalorable contribución de Adepa, cuya actividad es innegable. Siempre invita a la reflexión y a la acción. Lastimosamente, los resultados que obtiene no siempre están en proporción a sus esfuerzos debido a la indiferencia de los vecinos, al escaso compromiso de los profesionales o a la impasividad de las instituciones.

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