Relato regalado

Marín le regala a la oposición el relato de que a todo el Gobierno y no sólo a él le importa poco los andaluces

Tras varias semanas de escarceos entre los partidos del Gobierno y de la oposición en Andalucía para intentar fijar el relato que conduce al adelanto de las elecciones autonómicas, una torpeza cometida por el ¿líder? de uno de los coaligados y vicepresidente de la Junta, Juan Marín, ha acabado por regalar a la izquierda la baza de quién es el responsable de que la legislatura no se agote, aunque sea por unos meses.

Marín es paradigma de la política de hoy: abundancia de mediocridad y muy poco aprecio por los méritos profesionales e intelectuales. Por supuesto, con honrosas excepciones. En el político de Sanlúcar, que ha pasado por varias formaciones, se une además una incontinencia verbal que sólo puede llevar a cometer, una y otra vez, errores.

Y el error que le ha puesto a él, a su partido de ahora, Cs, y al propio Gobierno que integra en la situación actual es grave por triplicado. En primer lugar, por el fondo de sus palabras. Es intolerable que se pueda afirmar, con el desparpajo que lo hizo, lo que dijo, que sería "estúpido" que el Ejecutivo andaluz presentase un presupuesto en año electoral, y que por ello se prorroga.

2022 no es cualquier año electoral, sino el primero en el que se podrán cuantiosos fondos europeos para reactivar la economía tras el grave daño generado por la pandemia y sus consecuencias. Lo cual agrava más la frivolidad de la afirmación.

El segundo error es decirlo abiertamente en el foro donde más posibilidades había de que se utilizaran sus torpes palabras, su grupo parlamentario. Porque Cs no se ha roto en dos ahora, lleva asi prácticamente toda la legislatura. Con un sector crítico queriendo minar el ¿liderazgo? del propio Marín. Que las grabaciones se hayan guardado casi medio año dan fe de la importancia de la fractura y del interés por dañarle.

El tercero de los errores es la propia gestión del lógico escándalo provocado por la difusión de las grabaciones por la Cadena Ser. Marín, lejos de disculparse y asumir su error y señalar que era una opinión personal desafortunada, acabó por acusar a su socio de coalición. La grosería de este error le llevó a rectificar y admitir que quienes han evidenciado descarnadamente cómo hace política son sus propios compañeros.

Marín le regala a la oposición el relato de que a todo el Gobierno y no sólo al ¿líder? de Ciudadanos le importa muy poco los andaluces y sus problemas y que no ejercen el poder ejecutivo para beneficiarlos con gestión y soluciones. Un relato que se impondrá hasta la convocatoria electoral y después.

Aunque quizás de todo esto salga algo positivo: que cualquier tentación de mantener en política a Marín en las filas de otra formación se descarte y que tenga el mismo destino de su partido en descomposición.

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