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Relato

El verano será clave para ver si la Junta construye o no la justificación de un adelanto electoral tras el giro de Vox

El socio parlamentario externo del Gobierno de coalición de Andalucía, Vox, quiere dar por terminada la XI Legislatura autonómica. Y por primera vez, ha pasado de amagar a dar. El partido que lidera Santiago Abascal quiere forzar el adelanto electoral. Sin tapujos, desde la tribuna, su portavoz lo dijo con una claridad y coherencia en el planteamiento difícil de refutar: "Si queremos elecciones, para qué vamos a votar nuevas leyes", dijo Alejandro Hernández. Y lo cumplieron: devolvieron una ley estrella del Ejecutivo de PP y Cs -Ley de Impulso a la Sostenibilidad del Territorio en Andalucía (Lista)- apoyando una enmienda a la totalidad de Adelante Andalucía, y se negaron a la lectura única de la modificación de la Ley de Salud Pública.

La retirada del apoyo al Gobierno por parte de Vox abre el único escenario en el que el presidente andaluz, Juanma Moreno, dejaba un resquicio al adelanto electoral: la pérdida de la mayoría y la consiguiente inestabilidad política. Aun así, desde la Junta se reafirmó desde el mismo miércoles la voluntad de agotar la legislatura. Pero a qué negarlo, las circunstancias han cambiado. Está por ver si esa reafirmación es el inicio de la construcción del relato que lleve a que haya elecciones antes de un año e incluso en este mismo 2021.

Los últimos adelantos electorales en Andalucía lograron el efecto contrario para quien las convocó pensando que le convenía electoralmente: Susana Díaz. La última con el desastroso resultado de perder el Gobierno, pese a ser la opción más votada.

Así que, aunque el contexto y los sondeos parezcan favorables, hay que medir muy bien el uso de la prerrogativa de la disolución del Parlamento de Andalucía y, sobre todo, justificarlo. Si hay un relato de que Vox impide la gobernabilidad, quizás se justifique. Pero desde luego no inmediatamente.

Mientras se construye ese relato o no, la dirección nacional del PP también intentará que se adelanten las elecciones, buscando que una victoria en Andalucía prolongue el efecto del 4-M en Madrid y consolide el cambio de tendencia que apuntan los sondeos y le sitúan como partido más votado en España. Una tendencia que puede enfatizar el indulto a los condenados por el procés. Otra dificultad añadida es que Ciudadanos es, seguramente, el partido al que menos le interesa un adelanto porque puede sufrir un enorme retroceso según las últimas encuestas. El verano será clave para ir vislumbrando si la Junta construye ese relato, si lo que queda de Cs se aproxima más al PP y si los andaluces votamos en 2021.

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