La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Relucía porque era Corpus

Este jueves no relucía más que el sol porque saliera una procesión, sino porque era Corpus

No es Madrugada porque salgan el Señor del Gran Poder y la Esperanza Macarena. Salen porque es Madrugada. Retóricamente se puede decir, yo lo he hecho porque así lo siento, que la Madrugada empieza una hora antes de las 12 de la medianoche del Jueves Santo, cuando cinco nazarenos de ruán se arrodillan ante el Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza a la vez que la Centuria cambia el paso ordinario a lento para rendir corazones al Señor del Gran Poder. Pero una cosa es el sentimiento subjetivo y otra la objetiva realidad histórica. Y esta nos dice que la fecha de la muerte y resurrección de Cristo es inamovible por tratarse de la única que con exactitud histórica que se conoce de la vida de Jesús Nazareno, a causa de su coincidencia con la festividad judía de Pésaj que conmemora la liberación de Egipto (la Última Cena fue el Séder de Pésaj que la inicia). Por lo tanto de los tres jueves que relucían más que el sol, el Jueves Santo es el único inamovible, por su exacta datación histórica gracias al calendario de fiestas religiosas judías, inalterado desde los tiempos de Jesús hasta hoy.

La institución del día de la celebración del Corpus es arbitraria, como tantas otras fiestas de la Iglesia. Eso sí, está dotada de una antigüedad que le permite reclamar sus derechos apelando a la tradición: el primer Corpus se celebró en Lieja el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad del año 1247, impulsada por la devoción al Santísimo de Santa Juliana de Cornillon, y tras el milagro de la misa Bolsena -un sacerdote con dudas de fe vio sangrar la Sagrada Forma al partirla- el papa Urbano IV la extendió a toda la Iglesia en 1264, estableciéndola el jueves después de la octava de Pentecostés.

Es indiscutible su arraigada tradición y antigüedad. Pero la tradición, siendo un argumento poderoso, no es inamovible. Y menos entre los seguidores de aquel Jesús Nazareno que tantas veces fue acusado de no respetar la tradición. Encuentro desconcertante que hoy se celebre la procesión magna del Corpus cuando desde 1990 la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo se celebra el domingo. Hasta el Papa ha traslado este año al domingo la procesión del Corpus en Roma. Este jueves no relucía más que el sol porque saliera una procesión, sino porque era Corpus. Y eso justificaba la procesión. Hoy reluce la luz artificial de la tradición, no la real del Corpus.

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