OCURRE de vez en cuando que la vida nos sorprende con una buena nueva. Y así califico haber recuperado a Vadillo para la causa verde, blanca y verde. Tras desconfiar de que la brasa dada sobre la torpeza de desechar a un chaval de veinte años que poseía el duro, los que manejan la barca han rectificado para que el que fuese considerado como perla de la cantera tenga la posibilidad de jugar al lado de su ídolo de siempre, el gran Joaquín.

Como a veces pasa que no hay mal que por bien no venga, quizá tenga el Betis que alegrarse por la actitud del Rayo rechazando su fichaje. ¿Habrá tenido algo que ver la llegada de Joaquín en la repesca de su paisano puertorrealeño? No lo sé, pero tengo que incidir en que nunca comprendí cómo un futbolista tan joven y tan deseado hasta hace muy poco tiempo era expulsado del templo para llevarse exiliado todo lo que duró la pretemporada, algo que aún no llego a entender.

Mis argumentos sobre una situación que califiqué insistentemente de surrealista se basaban mayormente en esa queja que Pepe Mel hacía sobre falta de velocidad en el plantel a sus órdenes. No se comprendía cómo el más rápido de todos era defenestrado, pues ni siquiera las dos gravísimas lesiones sufridas por el chaval eran motivos lógicos para erradicarlo, sobre todo por la edad del futbolista, pues los veinte años siempre deben ir acompañados del beneficio de la duda.

Ahora sólo cabe desearle a Álvaro Vadillo suerte y que recapacite por si hubo algo que no hizo como debiera. Si hasta hace nada tenía el duro que provocó que media Premier le siguiera, ¿por qué no confiar en que ese duro no haya sido gastado en su totalidad? Ya digo que a veces, no todas las que uno quisiera, con el desayuno llega una buena noticia. Ésta de repescar a Vadillo lo es y sólo cabe desear que ponga todo lo que pueda para bien suyo y, por supuesto, del Betis.