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La ciudad y los días

Carlos Colón

Repiques y toques de difuntos

EN una entrevista el candidato socialista propone por dos veces Asunción como ejemplo positivo de lo hecho en tres mandatos del PSOE. Tiene razón: la peatonalización de Asunción está bien hecha, es proporcional en arbolado y mobiliario a las características y dimensiones de la calle y por ello la ha hecho más amable, acogedora y transitable. Pero no deja de ser triste que de tantas iniciativas tomadas durante tantos años cite dos veces la más modesta -en inversión y proporciones- y se tenga que ir por los cerros de Úbeda para justificar las setas de la Encarnación o la solución dada a la peatonalización de la Avenida. Para lo primero no le queda más remedio que discursear a lo Groucho Marx: "Es verdad que se hace sobre la base de unos parámetros técnicos que conllevan unos parámetros económicos que están por despejar, pero con el paso del tiempo surgen las dificultades técnicas y los costes adicionales que conllevan… La situación ahora es que el proyecto hay que terminarlo: con lo que nos hemos gastado en esto, o sirve para lo que dijimos que iba a servir o entonces sí que hemos tirado el dinero. Y desde el punto de vista del gusto, me juego lo que quieran a que en cuanto esté terminado la ciudad lo va a hacer suyo, como la Avenida".

Esto nos lleva a lo segundo, la desértica, árida, arboricida y achicharrante forma en que se ha resuelto la peatonalización de la Avenida. ¿Que los ciudadanos la han hecho suya? ¿Y qué remedio les queda? Lo mismo se podría decir de todas las barbaridades perpetradas en los años 60 y 70 por los ayuntamientos franquistas ¿O acaso los ciudadanos no "han hecho suyas" -en el sentido de fastidiarse y usarlas- la plaza del Duque, la calle Imagen o las tiendas que se alzan sobre solares de teatros y palacios?

"Hay que superar las fotos en sepia y evolucionar hacia una mayoría de ciudadanos que quieren combinar innovación, modernidad y tradición", ha escrito Espadas. Cuando en Sevilla se habla de superar las fotos en sepia empiezan a oírse sierras eléctricas cortando árboles, martillos neumáticos reventando adoquinados y hormigoneras destrozando edificios históricos.

Es revelador que mientras las campanas de Espadas repican, la del Defensor del Ciudadano toque a muerto por Sevilla. Como ayer informaba el compañero Pérez Ávila, en su memoria 2009 se afirma que "las obras realizadas por el Ayuntamiento de Sevilla no tienen control ni supervisión, se hacen con unos materiales de baja calidad y en su planificación se cometen errores muy difíciles de solventar una vez que los trabajos están terminados". La realidad es obstinada.

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