TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Visto y oído

Antonio / Sempere

'Repor'

CUALQUIERA que tenga un mínimo criterio sabrá discernir el grano de la paja, y convendrá que los cinco canales en abierto de que disponemos, servidos por TVE, hacen una televisión digna, eficaz, que merece el calificativo de pública. Cercenarla es tanto como cortar otros servicios básicos como la sanidad o la educación. Pedir un recorte en su presupuesto para que los parados puedan cobrar sus pensiones, como hizo unos días el Partido Popular, me parece demagógico.

Es en esa tele y no en otra donde pueden tener lugar espacios como Repor, que el lunes por la noche se autohomenajeó con motivo de su entrega número 100. Repor es heredero directo de Línea 900. La misión fundamental del programa era dar voz a los sin voz, a los perdedores. Lo que ocurre es que las modas impuestas por otros programas del género, Comando actualidad desde la misma cadena, y Callejeros desde Cuatro, en ocasiones han influenciado a todos.

Viendo el Repor del centenario no dejaba de pensar por qué demonios en este país, aunque supongo que ocurrirá en otros, sólo cuentan los que están en el lobby. Rosa Regás, Carmen Posadas, Elvira Lindo, Ángeles Caso, Espido Freire, Lucía Etxebarría, Almudena Grandes, y ocho más. Porque apenas caben quince, y para que entren unos tienen que salir otros.

Gemma Soriano, la directora de Repor, no será jurado de los Planeta ni dará conferencias en fundaciones de cajas de ahorro por cantidades de cuatro cifras a la hora. Y lo peor, el nombre de Gemma Soriano, ya no hablemos de las mujeres de su equipo, nunca aparecerá en la prensa hablando de lo humano y lo divino. Cuando lo que podrían contar sería tan interesante o más como lo que se convierte en titular cuando hablan quienes forman el lobby.

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