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José Joaquín León

Réquiem por el Metro

EN silencio, como pasan las grandes cosas de Sevilla, vamos a asistir al segundo entierro del Metro. Sólo nos quedará un consuelo: en su réquiem podremos elegir entre Mozart o Font de Anta, que también se toca Amarguras o Soleá dame la mano en estas tristes circunstancias. Al Metro de Sevilla le han metido una estocada hasta la bola en la Junta. Y lo más llamativo del asunto es que apenas Zoido ha protestado, pero lo han dejado solo ante el peligro. ¿Por qué a Zoido lo dejan ahora casi siempre solo? Será por los recortes. La soledad del Metro es digna de meditación. Cuando se lo cargaron en los años 80, por aquello de los edificios históricos, fue casi un alivio. En el fondo, muchos sevillanos odian al Metro, no se sabe por qué, nada malo hizo el pobrecito.

Al paralizar la construcción de las líneas 2, 3, 4 y etcétera del Metro, la consejera Elena Cortés, de IU, y el presidente Griñán, del PSOE (por permitirlo), se han cargado directamente el invento. Tener un Metro de Sevilla tan sólo con la línea 1 es condenarlo al fracaso, por no decir a muerte. Es como fusilarlo limpio, sin dispararle un tiro. La línea 1 es una provisionalidad. Funciona más bien como un Cercanías para los de Mairena, para los de San Juan de Aznalfarache altos y bajos, para los quintos de Montequinto... Para la Sevilla eterna sirve menos, si acaso para ir de Los Remedios a Nervión y viceversa; o para que Luis Uruñuela, que fue uno de los primitivos artífices, se desplace al Teatro de la Maestranza.

Un Metro, tal como se entiende, es como los bingos, que requieren de varias líneas. Lo más bonito de un Metro son las conexiones, esos paseítos por las escaleras mecánicas para ir de una a otra, de la roja a la azul, o de la verde a la amarilla. Tener un Metro sólo de rojo para todos, o sólo de azul, es poco pluralista y nada práctico. Y luego está que te toque o no. A mí, por ejemplo, mientras no exista la línea 3, el Metro sólo me sirve para escribir artículos. O para caminatas, que se pueden dar sin Metro.

Por otra parte, la línea 1, pasada la novelería, se encamina hacia la ruina. Sin conexiones con otras líneas, pronto le pondrán la última parada en el tanatorio de los metros. Según los datos publicados, para que la línea 1 sea rentable necesita 18 millones de pasajeros al año. En 2011 se quedó a tres millones de pasajeros de llegar a su tope mínimo, y en 2012 está perdiendo más y se quedará más lejos. Este año el Metro de Sevilla es el que ha perdido más viajeros de todos los de España, incluido el de Palma de Mallorca, que no es como el de Moscú. En Sevilla se ha perdido un 37% de viajeros, a los que se busca por todas partes, sin éxito, como siempre que se pierde alguien. Y todo esto entre la indiferencia general. Así no tendremos un Metro decente hasta el siglo XXIII.

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