Responso por Ciudadanos

El 19-J, el arriba firmante votó por Cs, quizá por íntima compasión hacia uno mismo también

En Estados Unidos (lo de unidos es un decir), el columnista William Safire acuñó la atinada expresión "lame duck" (pato cojo). Se refería a los presidentes que, en el nadir de su segundo y último mandato, se volvían irrelevantes en los días de la basura del poder. Podríamos aplicar la nasal expresión made in USA a Ciudadanos.

El partido de Inés Arrimadas es hoy como una especie de pato cojo a la española (es casi ya un foie de pato). Arrastra el viento muerto de cola que viene, entre otros naufragios y derrelictos, de UPD, el CDS del último Suárez y el PRD de aquella operación reformista y ejemplarmente fracasada que lideró el catalanismo blanco de Miquel Roca.

Por el lado lírico, la marca naranja de Cs se diluirá en su propio hábitat: el naranja del sol del ocaso. Bromea Arrimadas al ponerse seria para decir que hay que refundar el partido. El centrismo resulta ser una amarga ironía en España. Es lo más parecido a La 2, el canal que en su día todo el mundo decía ver con petulancia, pero que nadie soportaba con la bandeja de la cena por delante.

Cs ha desaparecido el 19-J entre lagrimeos de Juan Marín. La gestión decente y silenciosa nunca ha tenido pegada ni buena venta electoral. Nos hemos fijado en Andalucía en pedanías de una rareza casi esotérica, como Porcuna o Aldeaquemada, donde Cs fue el partido más votado el 19-J. Dice Miguel Moreno, regidor de Porcuna, que Cs podría salvarse si resiste en sus troneras locales cara a las municipales de 2023. ¿Es Porcuna un referente en festivales del humor?

El ocaso naranja continuará como crisol del acabose. Otra ironía: el centro político fracasa una y otra vez como marca en la medida en que tertulianos y politólogos subrayan que existe un decisivo espacio de contrapeso nacional entre PSOE y PP. Pero a este espacio nunca le gusta decir su nombre.

Hay estampas que, como las de Álvaro Pimentel en Sevilla, nos causan un no sé qué de compasión y terneza. Su imagen nos retrata a algunos. El 19-J, el arriba firmante votó por Cs, quizá por íntima compasión hacia uno mismo también. Vemos ahora la implicación en lo menudo por parte de Pimentel, la cara naranja sevillana. De foto en foto para los medios, hoy denuncia la falta de aparcamientos para residentes en Canalejas, igual que ayer pedía que se pudiera girar a la izquierda desde Feria a la Barqueta por las dichosas obras en Jiménez Becerril. Pimentel es como el pato cojo de la vidilla municipal. Aun así, seguiremos votando al centro y, con algo de son cubano, diremos con pesarosa alegría caribe: "Centro o Muerte. Hasta la derrota siempre".

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