Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Resumen triste de una jornada funesta

El Sevilla cayó por el VAR y sus deméritos; el Betis, a causa de unos defectos ya crónicos

Quince puntos por dilucidar, ¿pocos?, ¿suficientes?, quién sabe, pero sí queda claro que la jornada fue nefasta para el fútbol según Sevilla con derrota compartida de forma dolorosa, por lo que si para uno se le complica el gordo de la cuarta plaza, el otro ve como una utopía repetir la gesta del curso anterior. Primero cayó el Sevilla a la hora de comer por obra y desgracia de ese artilugio llamado VAR y de sus propias limitaciones.

Es indudable que sin VAR, esos dos penaltis habrían pasado al limbo de tantos y tantos errores arbitrales como contempla la historia del fútbol, pero nadie podrá dudar de que ese cacareado y milagroso efecto Caparrós no acudió a la cita de Getafe. La aguerrida tropa de Bordalás supo en todo momento a qué jugaba frente a un Sevilla que no fue ni carne ni pescado, un híbrido que hizo recordar al pusilánime que salía de viaje a las órdenes del ya olvidado Pablo Machín.

...y el Betis. Una vez más, la posesión no fue productiva. En estos mismos papeles titulaba ayer el cronista que no es lo mismo tocar que pegar y así le ocurrió una vez más a este púgil sin pegada y con mandíbula de cristal. Tras dominar infructuosamente al Valencia durante toda la primera parte, a punto de sonar la campana ecuatorial hizo sangre la tropa de Marcelino en su primer tiro a puerta. Vulnerable atrás y romo delante, Europa ya se ve como un sueño, sólo eso.

El Sevilla estará en Europa, claro que sí, pero tanto Getafe como Valencia han tomado ventaja tras una jornada funesta en la que afloraron esos errores que parecían olvidados por vía utrerana. El Betis habrá de encomendarse a todo el santoral para agarrar un billete continental, pero no sólo le bastarán los rezos, sino que algo habrá de poner de su parte. Entre otras cosas habrá de endurecer los puños y fortalecer su mandíbula. Sin eso, a morir por Dios, la Patria y el Rey.

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