Tribuna Económica

Joaquín / aurioles

Revisar Schengen

HAN pasado 30 años desde la firma del Acuerdo de Schengen y 20 desde su entrada en vigor (marzo de 1995). Su objetivo era dar forma a la faceta más humana del pilar comunitario de las libertades de circulación (mercancías, capitales y personas), aunque también la más delicada de todas, debido a la incertidumbre sobe los desplazamientos de población que podrían producirse. Finalmente Schengen ha sido el soporte para el ejercicio de un importante derecho ciudadano y uno de los pilares para la cooperación en materia de seguridad, pero existen dudas razonables sobre su utilidad para impulsar la movilidad laboral en Europa y la corrección de los desequilibrios en los mercados de trabajo locales.

La canciller alemana acaba de plantear la conveniencia de revisar de Schengen ante la perspectiva de oleadas de inmigrantes hacia su país, procedentes del Mediterráneo y las fronteras orientales de la Unión. Hace aproximadamente un año también se planteó expulsar a los inmigrantes comunitarios que llevasen más de seis meses en el desempleo y la limitación temporal de la residencia para los que llegan a buscar trabajo. En definitiva, una serie de iniciativas, no sólo en Alemania, sino también en otros países, que persiguen endurecer las condiciones a la inmigración con la finalidad frenar la escalada de la tensión política interna. Las voces críticas insisten en que no se resuelve el problema de fondo, sino que en todo caso se agrava y traslada a otros países, mientras que otras voces destacan el riesgo de grave fisura en la firmeza ética de un proyecto que impulsa la libre circulación de mercancías y capitales, pero que pone obstáculo a la de personas, así como sus posibles consecuencias económicas.

El proyecto de Unión Europea era incompatible con las diferencias en materia de salarios, precios, productividad y, en términos generales, de bienestar, así que la política regional y los programas de intercambio surgieron con la finalidad de favorecer la regeneración del tejido productivo en la periferia y la movilidad del trabajo. Los expertos en uniones monetarias coincidían en que el éxito de la integración monetaria en Europa dependía, entre otras cosas, de la flexibilidad en el mercado de trabajo y de la movilidad laboral. Para estos, la principal amenaza es la aparición de un shock asimétrico, es decir, de una perturbación de carácter sectorial que provoca que los efectos de la crisis terminen notándose mucho más en unos lugares que en otros. Cuando el tipo de cambio no existe, el principal baluarte defensivo alternativo es el mercado de trabajo (la devaluación interna), como se ha podido comprobar en Andalucía y España, tras la especial repercusión de la crisis internacional en el sector inmobiliario. Oleadas de jóvenes bien formados se han visto obligados a emigrar, proporcionando un falso espejismo sobre el adecuado funcionamiento de Schengen. Concebido, al menos en parte, como válvula de escape para la tensión excesiva en mercados de trabajo locales, es probable que haya infravalorado el obstáculo de las barreras culturales e idiomáticas, especialmente entre los parados de mayor edad y menor formación.

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