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La ciudad y los días

carlos / colón

¡Revisionista!

REVISIONISTA (traidor en la jerga comunista) es lo más bonito que desde la izquierda sectaria inteligente -porque la inteligencia no libera del sectarismo- y desde la izquierda sectaria acémila le dicen al historiador Stanley G. Payne tras la reciente publicación de El camino al 18 de julio. Leo a Payne hace muchos años porque mi padre tenía casi todos sus libros, desde aquel Falange. Historia del fascismo español editado por Ruedo Ibérico hasta el clásico Historia del fascismo. Como hijo de un republicano moderado que lo inscribió en el Instituto Escuela de Carriazo y Llavador desde su primer curso en 1932 hasta su extinción en 1936, mi padre reconocía en los libros de Payne aquella Tercera España democrática -expresión atribuida por unos a Alcalá Zamora y por otros a Salvador de Madariaga- de la que nunca se hablaba.

Ahora, por desgracia, la biblioteca paterna sobre la Segunda República y la Guerra Civil es mía y a ella he añadido El camino al 18 de julio en el que Payne sigue aportando datos e interpretaciones, no opiniones, sobre la descomposición de la Segunda República. Que se suman a los aportados por el redescubrimiento de obras de asombrosa lucidez, como A sangre y fuego o La República y sus enemigos de Chaves Nogales, y a la rigurosa bibliografía sobre el tema que no deja de crecer siguiendo los caminos abiertos por los patriarcas Raymond Carr y Burnett Bolloten con sus imprescindibles España 1808-2008 o El gran engaño. Las izquierdas y su lucha por el poder en la zona republicana (que ya en 1961 documentó temas tabú para la izquierda) y La Guerra Civil española: Revolución y contrarrevolución.

Pero he aquí que una izquierda inquisitorial no tolera que Stanley G. Payne hable o escriba, le tacha de revisionista, le acusa de ensalzar a Franco y protesta por boca de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica o de En Comú Podem porque dé una conferencia en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Según ellos Payne "sostiene tesis que justifican el golpe de Estado del 18 de julio del ejército franquista" y define la Ley de Memoria Histórica como "un movimiento político, una idea contradictoria, un oxímoron, porque la memoria, personal y subjetiva, es lo opuesto a la Historia". Lo primero es falso porque Payne investiga, documenta e interpreta, no justifica. Otra cosa es que se discrepe de sus propuestas. Lo segundo lo suscribo.

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