Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Río revuelto

Hace bien el Ayuntamiento en alarmarse por el clima que se ha creado en algunos barrios, pero hay que poner soluciones

Aunque a veces pudiera parecerlo, Sevilla no vive en una burbuja de cristal ni aislada del mundo que la rodea. Aquí también golpean las tensiones que sacuden a la Europa actual, aunque a veces lo hagan con retraso o de forma más atenuada. En las últimas semanas hemos tenido un ejemplo que convendría no minusvalorar porque todo indica que se ha acumulado material inflamable y que una chispa podría provocar un incendio. Lo ocurrido en Macarena y Pino Montano no es ninguna tontería, aunque no estemos acostumbrados a estas cosas y Sevilla no tenga un problema de inmigración como el que alarma en otros lugares de Europa. Pero basta echar un vistazo a lo que está ocurriendo en muchos países de nuestro entorno para saber que se está jugando con fuego. El populismo tiene clara cuál su estrategia y por donde puede socavar para provocar la reacción que busca. Lo ha hecho en Francia, en Alemania, en Austria, en Hungría. Incluso en Suecia y lo intentará hacer en España, donde la inmigración ilegal va a ser un problema que no va a dejar de crecer.

Ha hecho bien el Ayuntamiento en alarmarse y advertir a la opinión pública del clima de inseguridad y alarma que se estaba creando a través de una planificada campaña en las redes sociales en las que mediante cuentas falsas se difundían mensajes de contenido xenófobo y racista. Pero el populismo extremista lo tendría muy difícil para ponerse en marcha si no hubiera un caldo de cultivo en el que asentarse. Los dos barrios sevillanos en los que se ha producido el problema no son un modelo de inseguridad ciudadana insoportable, pero sí son sitios donde se han producido problemas de convivencia capaz de alterar la normalidad, sobre todo en la Macarena. Ignorarlo sería un error de apreciación que se terminaría pagando caro.

Esos problemas están siendo manejados y magnificados por intereses políticos y hay que temer que se vayan incrementando conformen se acerquen las elecciones municipales. Por las redes figuran imágenes y textos de todo tipo y hay incluso algún vídeo en la que personajes con cierto grado de conocimiento en la ciudad hacen demagogia de la peor especie megáfono en mano. Haría bien el Ayuntamiento en meterle mano a esos problemas de convivencia abordando la cuestión con medidas que los vecinos puedan identificar como eficaces. No es fácil, porque se están poniendo encima de la mesa equilibrios muy complicados. Pero lo que no se puede hacer en ningún caso es que los extremistas saquen partido de la situación. O que otros, que no lo son ni deberían parecerlo, intenten pescar en río revuelto.

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