Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Rodríguez

LOS micrófonos los conecta el diablo. Un plató, o un estudio de radio, son siempre territorio comanche para las palabras relajadas. El presidente del Gobierno al término de su entrevista con Gabilondo pecó, como siempre, de metepatas y (por favor, no me obliguen a exprimir el diccionario) de ingenuo. Por mucho que quieran reconducir la palabra "tensión", a Rodríguez se le entendió perfectamente. Por su errática labor presidencial, tan desatada como esas palabras dichas sobre los títulos de crédito, cumple penitencia y se ve obligado ahora a aceptar los debates electorales, mientras se relame el otro presidente, el de la Academia, Campo Vidal, seguro moderador tras haber sido decisiva herramienta de consenso. De haber sacado buena nota en estos años, al presidente, el del Gobierno, no le haría falta buscar votos en los duelos de florete televisado ante Mariano. Ante el empate técnico los dos partidos depositan sus esperanzas en este mutuo Tengo un reproche para usted. Telecinco se ha retirado porque sin exclusividad, en una señal común y única, la cuota de audiencia se fragmenta muchísimo. Antena 3, la otra cadena que emitió los González-Aznar, se lo piensa, pero nos imaginamos que declinará también la invitación. Los debates con café para todos sólo interesan a la pública, porque entre otras razones es su obligación, y a La Sexta y Cuatro porque ellos, seguro, fácilmente mejoran sus cifras de seguidores con motivo de este ventilador a dos caras.

Sólo la coincidencia de Zapatero y Rajoy en un mismo programa levanta más morbo que el dobladillo de Carolina Cerezuela. Si además son capaces de arrancar argumentos interesantes... Los encuentros improbables son un regalo para el espectador, como el de Grissom en Sin rastro. Estamos deseando que el niño Cuéntame se adentre en El internado.

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