Romanos en Sevilla

Si el coronavirus se extendiera (vía contagios de italianos) se cargarían la Semana Santa y la Feria

En los tiempos del coronavirus apenas se habla de otra cosa. Ahora surge una polémica cartesiana acerca de si se debía permitir o prohibir que unos dos mil romanos vinieran a Sevilla la semana próxima, con motivo del partido de la Europa League entre el Sevilla FC y la AS Roma, que aparte del morbito por los vínculos de Monchi, tiene la morbidez de que pudiera ser contagioso. A los sevillistas les han prohibido ir al estadio romano el 19 de marzo, día de San José, cuando se disputará el partido de vuelta. Han organizado la vuelta a puerta cerrada y la ida a puerta abierta. El asunto tiene varias contradicciones, que demuestran que se está gestionando de cualquier manera, por no decir a la caraja.

Los argumentos son obvios para los partidarios de no adoptar ningún tipo de decisión controladora. Si no están imponiendo medidas para prohibir la llegada de personas desde Italia, en teoría no se podía tratar a los romanos de la AS Roma como si fueran una pandilla de apestados contagiosos del Trastevere. O todos romanos, o todos cristianos. Las restricciones no pueden ser para unos sí y para otros no.

Frente a ese argumento, que parece defendible, se encuentra también el agravio comparativo y la realidad. El agravio consiste en que a los romanos se les debía dar en Sevilla el mismo trato que a los sevillanos en Roma. Por aquello de que o todos romanos, o todos cristianos en la plaza de San Pedro para recibir la bendición del Papa Francisco, o para ir al fútbol. Si existe un riesgo de acá para allá, lo coherente es que también exista de allá para acá.

Y nos tropezamos con la cruel realidad. Italia es el país europeo donde peor han gestionado la crisis del coronavirus. Por reaccionar tarde, se les han multiplicado los contagios. Puede que España la siga de cerca dentro de pocos días, porque en este país empezaron muy bien, con Fernando Simón que parecía controlar el asunto, pero ya se le está poniendo la cara del tren de la bruja, y empieza a haber muertos todos los días, con lo cual ya no estamos tan seguros. Y lo peor es que si el coronavirus se extendiera por Sevilla (vía contagios de italianos en masa) se cargarían sin remedio la Semana Santa y la Feria.

En Sevilla hay mucho cariño hacia los romanos desde los tiempos de la Bética. Aquí se llaman armaos y salen en la Macarena. Detrás de la Sentencia viene la Esperanza, como escribió el poeta Caro Romero, pero por medio están los armaos, que son romanos a la sevillana, pasados por el arco del triunfo macareno. Está muy bien que seamos prudentes y nada alarmistas, pero eso no significa jugar con fuego.

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