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la esquina

José Aguilar

Rubalcaba y el 'tres en uno'

NO es nada fácil resolver el dilema socialista del momento: si Rubalcaba -el Pérez ha quedado reducido a P punto por necesidades del guión electoral- debe abandonar el Gobierno en cuanto sea formalmente proclamado candidato, este fin de semana, o puede seguir siendo vicepresidente, portavoz y ministro del Interior.

La continuidad de este tres en uno le proporcionaría un plus de protagonismo y presencia que no tiene precio para seguir en primera línea y reforzar su candidatura. Por su parte, la renuncia a sus cargos actuales le reportaría el beneficio, igualmente impagable, de apartarse de un gobierno completamente quemado e ir aminorando su parte de responsabilidad en el actual estado de cosas, que el electorado juzga con enorme dureza, como se comprobó el 22-M.

Esta segunda opción parece, en principio, más congruente y, desde luego, más favorable a los intereses de Rubalcaba. Aunque le va a costar Dios y ayuda desprenderse de la marca Zapatero después de haber sido uno de sus puntales básicos -sobre todo, tras la caída de Fernández de la Vega-, es evidente que mientras más se acerquen las elecciones más le costará poner distancias con el zapaterismo y representar, o simular, una renovación. Puede incluso alcanzar cierto grado de patetismo en sus intentos.

Es lo que acaba de ocurrir con sus últimas manifestaciones públicas. El sábado cargó contra los bancos que pretenden cobrar sus préstamos hipotecarios sin importarles la situación de mucha gente que lo está pasando mal. El domingo declaró en Santiago que él ya sabe "lo que tenemos que hacer para crear empleo". En ambos casos le da las respuestas hechas a sus adversarios, porque ¿qué ha hecho su gobierno en estos años para frenar los abusos de los bancos? ¿Por qué no le cuenta a sus colegas en el próximo Consejo de Ministros lo que él ya sabe que hay que hacer para crear empleo y alguno lo pone en práctica?

Se vaya a o se quede, el problema pendiente es de credibilidad. El PP despierta muchas dudas entre los ciudadanos, y el PSOE muy pocas, y ése es el drama del socialismo. Me pareció mejor la intervención de Zapatero que la de Rajoy en el debate sobre el estado de la nación, pero todas las encuestas dieron por ganador a este último, como si la decisión de votar al PP la próxima vez ya estuviera tomada por la mayoría y fuera inamovible por debates, campañas y otras vicisitudes. El último sondeo que he conocido refleja que la mayor parte de los españoles considera que Rubalcaba tiene más capacidad de liderazgo que Rajoy, inspira más confianza, se preocupa más de la gente corriente e incluso lo haría mejor como presidente, pero que Rajoy está más preparado frente a la crisis y manejaría mejor los mercados. Suficiente, tal vez, para ganar.

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