CADA semana aparecen nuevos signos en la ciudad de que nos acercamos a las elecciones municipales. El repentino impulso del movimiento vecinal contra los ruidos y molestias de todo tipo que ocasiona la movida nocturna no es ajeno a este tiempo preelectoral. El problema no es de ahora y lleva ya mucho tiempo castigando barrios como la Alfalfa y El Arenal. Pero en los próximos meses se va a convertir en uno de los principales quebraderos de cabeza para el alcalde, que sabe que la contestación vecinal es lo que menos le conviene ahora.
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