Estamos atisbando la meta tras superar el más largo maratón taurino que pudiéramos imaginar y que, bombo incluido, salió de la calenturienta imaginación de un francés, de oficio empresario tras haber vestido de seda y oro. Se va acabando el serial venteño, que se pregona como el más brillante acaecido en años. Y tienen razón los que así lo proclaman, que en él se ha consolidado Roca Rey como eje actual de la Fiesta a la par que se ha confirmado la veracidad de ese hallazgo que es Pablo Aguado y cómo ha dicho aquí estoy yo el onubense David de Miranda. Pero está siendo un San Isidro muy sangriento en el que junto a los toreros tiene un gran protagonismo el hijo de don Máximo García Padrós, que es hoy el auténtico cirujano de Las Ventas. Y todo acaba el domingo, cuando Pablo Aguado dé muerte al último toro de San Isidro. Qué largo y cuántas cosas están pasando.