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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

San Leandro, sentenciado

"Se va a hacer un entorno más saludable y sostenible". En Sevilla esto suena a desierto gris

El juez va a dictar sentencia. "Plaza de San Leandro, póngase en pie". La plaza, resignada víctima de desafueros urbanísticos y arquitectónicos, obedece. "Este tribunal ha resuelto a su favor liberarla de plazas de aparcamientos, pero la condena a plataforma única". La pobre plaza no sabe si alegrarse por lo primero o llorar por lo segundo. En Sevilla la absolución de liberar del tráfico conlleva la condena a perder relieves y pavimentos, sustituidos por las más cutres alternativas. En este caso la sentencia deja abierta la posibilidad de reutilizar el adoquín de Gerena. Casi nunca se hace. Cuando la triste marea gris de la plataforma única anega una calle o una plaza la cubre de churretosas losas (San Lorenzo), fantasías playeras (Baños) o adoquines planos creo que de procedencia extremeña. Tal vez hayan oído las reiteradas peticiones de Javier Queraltó sobre la conveniencia de utilizar los adoquines de Gerena. Eso sí, la amenazan bancos de granito.

La razón que guía esta obsesión por las plataformas únicas es "favorecer el tránsito de las personas". ¿Aceras con rampas cada cierta distancia no lo favorecen? ¿Es necesario destruir los relieves que tanta vida dan a las calles y plazas? ¿Y, una vez destruidos, es necesario cubrirlo todo con ese sudario gris de losas como desde hace años -recuerden la marea negra del tardofranquismo- amortajaron con asfalto las calles y plazas de la ciudad, incluidas Virgen de los Reyes, Triunfo, San Francisco o Salvador? También dicen que se va a indultar a los árboles e incluso a plantar alguno más. Ya veremos. Reciente tenemos la desolada imagen de la plaza de San Lorenzo, tan rapada como la Juana de Arco de Dreyer tras décadas de dejar morir sus árboles, rematados -precisamente- por la última reforma chapucera de los años monteseirinescos que cortó sus raíces.

Todo lo que va de San Leandro a Santa Catalina fue objeto de una de tantas bárbaras operaciones de destripamiento sufridas por la ciudad entre los años 50 y 70. En las fotos de las obras tras los derribos ese gran trozo de Sevilla tiene un aire de Varsovia tras los bombardeos. Ahora le toca a San Leandro cuya remodelación, según nuestro querido Ayuntamiento, "va a generar un nuevo espacio habitable y de convivencia, recuperar esta plaza para el peatón y hacer un entorno más saludable y sostenible". En otras ciudades esto suena prometedor. En Sevilla, a desierto gris.

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