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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sánchez y Calvo ven la luz

Carmen Calvo descubre lo que todos sabían: no se puede dialogar con quien no quiere hacerlo

Carmen Calvo y Sánchez han visto la luz. Eran los únicos que no la veían pese a ser tan deslumbrante. Legañas que les pegan los párpados, cataratas, visión de murciélago, ojos de topo, ceguera de lombriz, daltonismo de tiburón… Vaya usted a saber. Hasta ayer cargaron contra la incapacidad del PP y Ciudadanos para proponer soluciones dialogadas. Casi todo el mundo con ojos para ver, oídos para oír y cerebro para pensar sabía que lo que quieren los independentistas es el referéndum y la independencia. Casi todo el mundo capaz de pensar por sí mismo en vez de seguir consignas sabía que sólo hay dos tipos de nacionalistas: los que utilizan la presión para obtener ventajas que crean una escandalosa desigualdad entre las autonomías y los que rompen el marco constitucional. Y que ambas se retroalimentan como demuestra la larga y corrupta etapa pujolista. Los gobiernos del PSOE y el PP cometieron el error de darle cuerda y mientras con una mano negociaban obteniendo prebendas con la otra fomentaban el independentismo a través de la manipulación de la educación (¡qué error, y con qué funestas consecuencias, transferir las competencias en Educación!), de las televisiones públicas y de asociaciones independentistas generosamente subvencionadas.

Cuando todo explotó entre junio, septiembre y octubre de 2017 la oposición socialista culpó al PP de ser una fábrica de independentistas por su incapacidad para hallar una solución política a través de la negociación. Tras la moción de censura escribía el subdirector de La Vanguardia: "Pedro Sánchez tiene ahora una oportunidad de oro de poder llevar a la práctica un relato diferente basado más en la mano abierta que en el puño cerrado. Si el líder socialista es coherente con el discurso que hacía en la oposición su punto de partida es la reforma de la Constitución. (…) Este relato es el que empezará hoy a desarrollar Sánchez en su entrevista con el presidente catalán". Pues el relato ha sido abandonado ayer. Era mentira. Era imposible. Era humo. Era engaño o autoengaño. Ha hecho falta que los nacionalistas le chuleen y humillen, que el PSOE se le rebele y que la oposición le muerda para que esa sapientísima Kalikatres de la Moncloa que es Carmen Calvo reconozca lo que todos, menos ella y Sánchez, sabían: no se puede dialogar con quien no quiere hacerlo. La manifestación del domingo ha tenido su primer éxito antes de celebrarse.

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