SOLEMNIDAD y todos descubiertos ante el rito en Sevilla, rigurosidad rayana en la intolerancia en Madrid y expansión ruidosa en Pamplona. Son las señas de identidad de las tres plazas de toros con más personalidad del circuito. Están también la seriedad de Bilbao y el sabor de Ronda, pero sin duda alguna son Sevilla, Madrid y Pamplona las que detentan unas identidades más acusadas. Pasaron ya las dos primeras y ahora toca la capital navarra cuando se cumple el medio siglo de la muerte de su mejor propagandista, Ernest Hemingway. El tormentoso Nobel bordaba la escritura taurina aunque de credibilidad anduviese cortita con sifón, pero jamás podrá pagarle Pamplona el trabajo que hizo en su favor. Desde ayer, estas tardes precaniculares ya tienen motivo para el entretenimiento con las retransmisiones de las corridas de esos sanfermines que conforman uno de los puertos más exigentes de la temporada.