QUEDAN diez finales para el Betis y todo empieza este mediodía en Jerez. No será nada fácil resolver con bien la cita, pues arriba el Betis a un territorio nada amigo y eso que Chapín no tiene incidencia alguna en la historia bética. Los grandes duelos entre verdiblancos y azulinos tuvieron el antiguo estadio Domecq como escenario, aquel recinto situado a un naranjazo de la plaza de toros y lugar donde se produjo el mayor hallazgo bético, el de convertir a un extremo izquierdo en un todoterreno que con el tiempo sería conocido como Settepulmoni y que sigue llamándose, y que sea por mucho tiempo, Luis del Sol.

Pero vayamos del sepia de la historia más rancia a la cuatricomía de este mediodía de Domingo de Pasión en las afueras de Jerez. A ese Xerez-Betis que se anuncia hoy y en el que estoy bien seguro de que no se le regalarán facilidades al equipo de Pepe Mel. Hostilidad más que posible en las gradas y motivación extra en unos jugadores que tienen que asirse al triunfo para seguir mirando a ese invento de los play off, que, por cierto, podían haber dejado para otro año. O sea que el duelo promete aristas, pero bien debe reconocer el equipo bético que quien quiere peces ha de mojarse el trasero y este mediodía en Jerez habrá que remangarse y hasta ponerse como una sopa.

Juega a favor del Betis saber que, pase lo que pase, seguirá en posición de ascenso. Eso da tranquilidad, la presión se nota muchísimo menos y ello debería redundar en un rendimiento mayor, pero de lo que sí ha de huir el equipo verde, blanco y verde es de la falta de intensidad mostrada en Vallecas y el otro día con el Celta. Como la intensidad deje que desear, el Xerez puede pasarle por encima, que nadie duda de que no será intensidad la que le falte al equipo de José Mari, Antoñito y compañía, seguro que no adolecerá de esa falta. Quedan diez finales y ésta de hoy es la primera, pase lo que pase seguirá en puestos de ascenso, pero pensar en el colchón es un suicidio.