FERIA Toros en Sevilla en directo | Cayetano, Emilio de Justo y Ginés Marín en la Maestranza

La Semana Santa de Sevilla es de todos

Es la vida que se abre paso entre músicas y formas, olores y colores

Como se dice y se repite, la Semana Santa de Sevilla es la semana mayor de la ciudad, una manifestación de religiosidad popular y la gran fiesta urbana que ofrece esta ciudad al mundo. La ocasión anual en que Sevilla se transforma, reencontrándose en una ceremonia religiosa y festiva, que utiliza la ciudad entera como marco. Una celebración en la que a lo largo del tiempo siempre hemos cabido todos. Ha llevado siglos perfeccionarla para que sea admirable y popular. Confiemos en que siempre prevalezca el sutil reequilibrio de las cosas que se aman y que se organizan por una ciudad entera. Algunos quizás prefieran la vertiente de la estricta religiosidad, otros la devoción externa, otros la exaltación de la primavera y la belleza que se aloja en ella y que, como es fácil apreciar, no es la menor de sus cualidades. Otros, la manera en que las procesiones se adecuan y funden con las calles y plazas de su recorrido. Sevilla durante siglos ha escrito la historia de la Semana Santa, pero entre todos. Las hermandades y cofradías, de una en una y agrupadas, las instituciones civiles y religiosas, los responsables de la ciudad, de su orden y preparación para que las procesiones vayan y vuelvan a la Catedral de la mejor manera. Y todos los que salimos a verlas durante tantos años de nuestra vida. Que somos la mayoría cómplice y artífice de todo ello. Y no somos los que menos tenemos que decir, ni somos meros espectadores que pasamos por taquilla para ver una representación. La Semana Santa de Sevilla creo que está en su mejor momento y ha sido con la aportación de todos.

Las procesiones han llegado a un gran esplendor y a una importante presencia de público en las calles, que es evidente que requiere que se anticipen problemas y se estudien soluciones. Pero se pueden estudiar de manera discreta y aplicar las soluciones cuando se hayan encontrado. La Semana Santa en sus formas se ha caracterizado, desde que la recuerdo, por un equilibrio entre lo que se ha conservado y lo que se ha modificado y mejorado. A velocidad lenta, con la mesura de las cuestiones relevantes para una comunidad. Siempre aparentemente igual y siempre cambiante. ¿Por qué vamos cada año a ver las procesiones? Para ver cómo lo que siempre es igual, ha cambiado en cada ocasión. El encuentro entre lo permanente y lo efímero, en perfecto equilibrio. La Semana Santa es forma externa, pero también es vida interna de las hermandades y devoción compartida en la calle todo el año. Es la vida que se abre paso entre músicas y formas, olores y colores. Pero también es recogimiento, ceremonia, silenciosos nazarenos que hacen la estación de penitencia y callados costaleros que aportan sus fuerzas para que las imágenes recorran la ciudad de forma incomparable.

Y no nos lo quedamos entre nosotros, lo pregonamos a la ciudad y al mundo para que todos vengan a participar en ella. Porque es íntima y privada, pública y festiva. Realizada por unos pocos para muchos, para todos.

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