Faltaba sólo el blanco y negro para esas imágenes que nos están llegando de Barcelona para confundir las algaradas con una especie de repetición de aquella Semana Trágica que vivió la Ciudad Condal en el verano de 1909. Aunque en Cataluña no falta demasiada mecha para que el polvorín estalle, la verdad es que los hechos dejan en muy mal lugar la edulcorada sentencia del procés. Ni sedición ni leches, rebelión en toda regla y la sensación generalizada de que esos políticos presos en cárcel de cinco estrellas van a estar en sus casas más pronto que tarde. No antes del 10-N, claro que no, pero que van a salir a la calle a la mayor urgencia posible está clarísimo. La sentencia no le ha gustado a nadie, ni a los que los tienen por héroes presos ni a los que seguimos pensando y comprobando que aquello de hace dos otoños fue una rebelión en regla, como la Semana Trágica.
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