RECIÉN comenzada la Cuaresma hemos de convenir en que estos últimos días han estado presididos por los carteles. La semana de los carteles podíamos llamar a estas vísperas de los días señalaítos. El cartel que todos los años encarga la Maestranza para la temporada táurica, el que anuncia lo que ensambla la empresa Pagés y el que pregona las dos grandes fiestas de la ciudad. Partiendo del sobresaliente obtenido en el de la empresa, ha sido curioso ver lo a pecho que la ciudadanía se toma un asunto tan intrascendente. De mamarrachada a sublime, el abanico no puede abrirse más. Sólo ha faltado el calificativo de esotérico para ambas obras y todo bajo el denominador común de que para gustos, los colores. Al cántabro que pintó el cuadro maestrante no lo conozco de nada, pero Ricardo Suárez es amigo y sólo calificaré su obra en presencia de mi abogado.
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