La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Señor sin fronteras

Anteayer, a través de Youtube, se iniciaron los viernes de San Lorenzo sin fronteras

Cómo tener al Señor del Gran Poder visible y presente en nuestro día a día? La respuesta forma parte de la historia de la divulgación de las imágenes. Primero, raramente y para muy pocos, a través de cuadros y grabados, más populares pero también infrecuentes. Solo cuando llegó la fotografía fue posible que todos tuvieran una reproducción fiel y asequible. Las más antiguas conservadas del Gran Poder son de inicios de la segunda mitad del siglo XIX. Poco a poco, sobre todo durante la primera mitad del XX, se generalizó la presencia fotográfica del Señor en comercios, casas y carteras.

Preocupada siempre por hacer más accesible el Señor a sus devotos, esta hermandad fue la primera en colocar en el exterior de su capilla un retablo cerámico con la fiel reproducción pintada de la imagen, para que el Señor administrara su fuerza y su consuelo a deshoras. Sé de quienes al regresar tarde de sus trabajos se pasan a rezarle o quienes en un aprieto van hasta allí en busca de su ayuda. Quien de esto sabía me contó que cuando se construyó la Basílica se barajó la idea de dejar el atrio siempre abierto con un cerramiento de rejas para que se pudiera ver al Señor las 24 horas. Razones prácticas lo impidieron. Incluso el cortafuegos que lo protege tiene una larga ventana de cristal que permite ver al Señor, como si hasta a puerta cerrada deba estar siempre su imagen visible.

Cuadros, grabados, fotografías, azulejo… Y ahora los viernes del Señor, desde las 07:30 hasta las 22:00, a través de Youtube. Entren en la web de la Hermandad y verán el recuadro "YouTube EN DIRECTO". Pinchen y estarán en la Basílica. No es una sustitución virtual, sino una experiencia.

Cuando -estemos donde estemos y estemos como estemos- entren por esta ventana abierta durante 14 horas para estar con el Señor, ya sea en las horas de silenciosa contemplación o en las de alguna de las muchas misas que allí se celebran, en el vacío de las tres de la tarde -¡esos sonidos del silencio de la Basílica que muchos reconoceríamos con los ojos cerrados!-, cuando se llenan los bancos y se forma la cola para subir al camarín o en el siempre abarrotado Miserere, se sentirán allí. Y se emocionarán. ¡Qué importante para quienes por distancia, enfermedad o edad no puedan ir! ¡Qué compañía de soledades! ¡Cuánto consuelo serio! Anteayer se iniciaron los viernes de San Lorenzo sin fronteras.

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