CAUTIVO y desarmado el Ejército rojo etc. etc. etc... Setenta años se cumplen hoy de que se abriese la mayor afrenta fratricida que recoge la historia moderna. Setenta años de aquel infamante parte de guerra por la que no se instauraba la paz, sino la victoria. Victoria con mayúsculas para que en vez de cerrar las heridas abiertas por la cerrazón, se abriesen más y más. Ese primero de abril en Burgos no se celebraba el final de la contienda, sino la apertura de un tiempo aún más oprobioso y negro como un túnel de cuarenta años. No se firmaba la paz, sino el escarnio con los que perdieron. Aquello duró demasiado, pero todo tiene su fin y tras un periodo transicional, las heridas parecían cicatrizadas. Parecía, ¿sólo lo parecía?, ojalá eso que hoy cumple setenta años no se repita en esta piel de toro donde tan bien se le mete el dedo en el ojo al de al lado y donde tan certeramente se mata.