PASA LA VIDA

Juan Luis / Pavón

La Sevilla de Marina de Oro

SEVILLA tiene mar. El de Marina Alabáu. El mar del triunfo. La mayor hazaña del deporte sevillano a título individual tiene nombre de mujer y cancha de agua. Eso no es novedad porque antes que ella el mejor palmarés era de la piragüista Beatriz Manchón, a la que solo le faltó un podio olímpico para su extraordinaria vitrina de 16 medallas en campeonatos del mundo, tres de ellas oro; 22 en europeos y seis diplomas a lo largo de cuatro Juegos. La maravillosa victoria de la windsurfista en el campo de regatas de Londres 2012, demostrando que tiene madera de campeona porque ganó sin miedo la última regata en lugar de salir a no perder, es, desde las 15:20 de ayer, la cumbre de la Sevilla deportiva.

La Marina de Oro de ley es del Club Náutico Sevilla, no la busquen en Oropesa que allí no se le ha perdido nada a la familia Alabáu Neira, qué acierto tuvieron al ponerle el nombre. Al calor del éxito rotundo del deporte femenino español, en dirección opuesta a la caída en picado del masculino, ahora muchos padres y madres de Sevilla sienten el cosquilleo del por qué no hicieron lo suficiente para que su hija se subiera a la ola del deporte federado. Y toca preguntarse por qué les parece impropio que un grupo de chicas de 13, 14, 15 o 16 años puedan dedicar un rato de su tiempo libre, como los chicos, a usar las instalaciones municipales y alquilar una pista de tenis, de baloncesto, de balonmano o de lo que les dé la gana. Por qué solo le ven sentido a que vayan a las rebajas para tener ropa mona con vistas al veraneo. Por qué son correa de transmisión de las convenciones caducas que consideran solo cosa de hombres dedicar tiempo libre a hacer deporte, al igual que solo les parece masculino compaginar los estudios superiores con momentos de ocio para la práctica deportiva.

Alabáu ha dado un alegrón a toda la Sevilla deportiva que suda la camiseta bajo el ostracismo que pesa sobre lo que no es futbolero. Gente abnegada al albur de condiciones muy difíciles para llevar a sus pupilos a altas cotas y medirse de igual a igual con los competidores de otros lugares de España que sí gozan de más empresas patrocinadoras. Alabau también ha puesto en pie a la Sevilla que estaba tumbada tomando el sol sin hacer abdominales ni por casualidad, a la que solo interesa identificarse con la conquista de medallas en el nombre de España, y que fue alertada de que precisamente una sevillana era la que, a la hora del telediario, estaba a punto de salvar con oro el honor patrio.

Ahora que se habla de la marca Sevilla como si fuera el modo de contabilizar cuántas veces en un día llega al cerebro de una persona la imagen de un envase de Coca-Cola, resulta espectacular la cantidad de alusiones al nombre de Sevilla y a su condición de sevillana que ha deparado Marina Alabau en televisiones, radios y periódicos de toda España durante diez días de informaciones olímpicas. Y más fuerte sería aún esa promoción de una Sevilla triunfadora y moderna, a través de una modalidad como el windsurf, tan referencial a nivel mundial como destreza a lomos de la naturaleza, si las reglas de competición en los Juegos hubieran permitido (como en otras disciplinas) que participaran dos deportistas por país. Pues la segunda mejor del mundo es otra sevillana, Blanca Manchón, y era factible pensar en un doblete de Marina y ella en el podio.

Ya puede buscar el alcalde Zoido un patrocinador (a ver qué le sugiere el Club Náutico) para sufragar un monumento dedicado a Marina Alabáu, como icono del deporte de oro olímpico. Ha sido posible a sus 27 años tras 14 de ellos sin arredrarse ante las dificultades. Piensen una ubicación junto al río. Comprendo que para algunos será un fastidio porque ni torea ni es duquesa. Las escenas de celebración de su triunfo tras culminar la última regata son una fácil fuente de inspiración.

Ojalá este hito motive a los sevillanos que son alma,corazón y vida del deporte de base, en clubes, colegios, asociaciones, instalaciones y barrios, para derrotar a la crisis y no tirar la toalla en la hermosísima tarea de estimular la superación y la convivencia a través del deporte. Y que suene en la mente de los chavales Carros de fuego cuando se entrenen cualquier tarde, en cualquier lugar.

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