Necesita ganar el Valencia y quiere lo mismo el Sevilla a ver si el Atleti se distrae esta noche ante la también necesitada Real Sociedad. Lo de esta noche en Nervión hubiera sido una fiesta memorable al señuelo de la gran temporada realizada por el Sevilla, signada con la plaza que da derecho a Champions bien asida. Hubiera sido una fiesta grande para un sevillismo que no ha podido disfrutar de la cercanía de su equipo del alma.

Así como el palco y el plantel de profesionales se han librado de una buena en el Betis, el fútbol en clausura ha impedido el disfrute de un sevillismo que ha visto desde la lejanía impuesta un curso espléndido. Y hoy podía haber sido la traca final para una trayectoria exitosa que ha tenido el culmen en esta miniliga posconfinamiento. Imbatido y a paso de oca, sin distracciones y un comportamiento coral encomiable, la pena es que el aficionado no pueda disfrutar la fiesta.

Y dentro de la fiesta que debería ser este Sevilla-Valencia, un dato que lo hace todavía más atractivo y es que podría ser Parejo el que supliese la dolorosa marcha de Banega. Ya sucedió en Valencia y podría repetirse que el regista de Coslada sucediese al colosal colega argentino en la tarea de dirigir las maniobras atacantes del Sevilla. Es un dato añadido al interés de un partido que no merece jugarse sin público, pero esto es lo que hay y a ver hasta cuándo.

¿Alcanzará el Sevilla la tercera plaza?, ¿logrará el Valencia plaza continental? Algo seguro es que ambos logros son incompatibles, pero lo que nadie podrá negar es que lo que se programa para las nueve de esta noche en Nervión es un clásico liguero con una gran carga de atracción en su valija. Y con esto, se arría el telón de la Liga más surrealista que darse pueda, pero que, inquietantemente, no es descartable que la broma macabra de este curso sea la única que vivamos.