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Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

Sevilla, un destino para vivir, no sólo visitar

La capital pierde población. La sangría parece imparable. Y padrón y competitividad suelen ir de la mano. El alcalde, Juan Espadas, celebra que la esperanza esté en el área metropolitana, donde la tendencia de invierte. Y la oposición le afea el gesto porque es una forma de asumir su pérdida de liderazgo. No vale sólo esperanzarse en el repunte económico ni en las perspectivas de nuevos proyectos residenciales o el auge del turismo. La capital tiene uno o más problemas, pero uno importante se llama desindustrialización. Suena a mantra, pero ahí está el dato del decrecimiento paulatino del PIB, del que no se salva.

El Ayuntamiento de Sevilla maneja ya un Plan Estratégico para 2030 que parte de un diagnóstico de la década vigente poco ilusionante. El grueso del tejido productivo se concentra en los servicios, el comercio y la hostelería. La industria es una ocupación residual. Y un botón de muestra: el 28% de los empleados fijos vive del turismo y sólo el 12% de la industria. El dato bueno es el gran potencial de crecimiento que Sevilla tiene en sectores como la tecnología, eso sí, con su área metropolitana y, por ahora, la asignatura de la Gran Sevilla se queda fuera de este mandato.

El documento municipal incluye un estudio de la Universidad de Navarra que analiza la situación de 181 ciudades del mundo en cuanto a sus potencialidades tecnológicas. Sevilla está en el puesto 67, pero en España sólo la superan Barcelona y Madrid. No obstante, este gran dato no tiene una aplicación práctica. En 2016, ya con Espadas en el gobierno municipal, se registraron en Sevilla 1.469 nuevas empresas de servicios, 310 abrieron en la construcción y sólo 85 en la industria.

El avance pasa por industrializar Sevilla a toda costa y eso es una tarea de todos, no sólo del alcalde, claro. El Plan Estratégico citado, que implica ya a los sectores sociales y económicos de la ciudad, pretende convertir a Sevilla en la gran smart city del Sur de Europa. ¿Qué es eso? Una urbe inteligente. Y bien. Una ciudad que se sirve de las infraestructuras, la innovación y tecnología para ser más eficiente, rentable y sostenible. 

La capital hace ya algunos años que camina por esta senda. En dos semanas volverá a organizar el II Foro de Gobiernos Locales, una idea del propio Espadas que persigue crear una red mundial de cooperación entre ciudades, con sus ayuntamientos, universidades y empresas, para afrontar estos retos globales y hacer que trabajen con Sevilla. Ambicioso, sí. Tanto como difícil de traducir a la ciudadanía. Pero tiene su trascendencia.

Al margen de estas alianzas y sus resultados, hace meses que se puso en marcha una plataforma llamada Sevilla Futura y liderada por una veintena de empresas y universidades. Su primer proyecto ya se ha lanzado y busca emprendedores y pymes que trabajen en soluciones tecnológicas de la mano de compañías como Cisco, Airbus e IBM. Y hay más casos. Eso sí se puede traducir en empleo cualificado capaz de subir la renta per cápita y la población de la capital, que debería aspirar a ser (para los de fuera) un destino para vivir, no sólo para visitar.

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