Hay ciudades que cuentan desde hace siglos con gran atractivo literario. Los escritores se han volcado sobre ellas porque sus formas de vida y el comportamiento de sus habitantes les permitía recrear, en novelas, poesías o teatro, situaciones capaces de atraer a una extensa gama de lectores. Sevilla ha estado siempre bien situada en esa privilegiada lista de ciudades literarias. Por una parte, escritores de su entorno la envolvieron con una complaciente imagen que atrajo también a plumas extranjeras deseosas de localizar, en su escenario, obras que obtuvieron eco en lejanos lectores. Basta leer el precioso libro de Cansinos Assens, Sevilla en la literatura, para comprobar esta riqueza de títulos. Como consecuencia, muchos viajeros decidieron conocerla atraídos por las leyendas que, en los libros, circulaban de la ciudad.
Pero sucedió otro fenómeno aún más llamativo: se despertó el deseo de interpretar las causas y consecuencias de sus hábitos y tradiciones. Sociólogos, historiadores y antropólogos, cada uno desde su respectivo enfoque, sintieron una llamada que les incitaba a comprender las claves de una ciudad que reclamaba tanta atención. Así, desde comienzos del XX hasta finales de ese mismo siglo, se abrió una espontánea convocatoria de escritores, unos más académicos, otros, simplemente curiosos o apasionados, nativos o hispanistas, que han proporcionado una bien elaborada lista de títulos. Este es el mejor síntoma del valor social acumulado por una ciudad: que tantos estudiosos se empeñen, como un reto, en esclarecer sus entrañas ocultas y sus tradiciones públicas. Añadiendo el esfuerzo investigador a lo que antes había sido mera divagación literaria. Pero en las últimas décadas, esta tendencia interpretativa se había diluido y apagado un tanto. Como si ya no se necesitaran libros que explicaran el porqué de la naturaleza de la ciudad. Sin embargo, por fortuna, ha surgido una nueva e insólita apuesta. Cargada de tanta ambición que, por una parte, rompe con el maleficio de estos últimos años de silencio. Y, por otra, viene a colmar un vacío que existía desde siempre: sentar la ciudad en un diván, para someterla, gracias a la mediación de la Semana Santa, a un estricto análisis freudiano. La obra se titula Sevilla, del rito al inconsciente y la acaba de publicar Athenaica y la Editorial de la Universidad de Sevilla. Ejerce de psicoanalista la antropóloga francesa Antoinette Molinié. Un libro apropiado para las largas noches de verano, pero que tiene carga analítica para perdurar muchísimo tiempo más.
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