La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La cochinada de los cubos de enfriar los tanques de cerveza
Sevilla se quedó sin el Café de París y sin Nova Roma, locales que llevaban el nombre de dos de las ciudades fundamentales de la idea de Europa. También desacralizaron San Luis de los Franceses, pero a la calle Alemanes siempre la sacraliza su proximidad a la Santa Iglesia catedral. Hay dos lugares de Sevilla donde Europa tiene su espacio: la plaza de Europa, entre San Martín y la Alameda de Hércules; y el bar Europa, un histórico local ubicado en la cernudiana Plaza del Pan, esquina de Alcaicería de la Seda con Siete Revueltas. La Revuelta da nombre a una asociación cultural sin ánimo de lucro que tiene como padrino a Melchor Gaspar de Jovellanos, uno de los precursores del concepto de Europa como espacio alejado de los fanatismos e intervencionismos.
Junio es el mes más europeo del año. El 1 de junio se disputó en Wembley la final de la Copa de Europa; mañana 9 de junio se celebran las elecciones europeas; el viernes 14 de junio empieza la Eurocopa con dos palaciegos en la concentración, Jesús Navas y Fabián Ruiz. El Betis está en Europa, ¿Y el Sevilla está en África? Es una convención balompédica. El último entrenador que le dio esa gloria continental, José Luis Mendilíbar, se la ha dado ahora a un equipo de Atenas. El 9 hay elecciones y una semana después primer bloomsday sin Paco García Tortosa, el murciano de La Ñora que tradujo el Ulises de Joyce. Tiempos murcianos, con Carlos Alcaraz batiendo como un titán al italiano Skinner en Roland Garros; con el UCAM Murcia eliminando al Unicaja de Málaga para jugar la final de baloncesto contra el Real Madrid; con las Crónicas marcianas, primer relato del libro Mentiras a medias y medias verdades, de Enrique García López-Corchado, un empleado judicial que llegó a trabajar en la calle Ferraz. Para rizar el rizo, las elecciones europeas se celebran el 9 de junio, día de la Región de Murcia, incluida Cartagena y su aventura cantonal.
Europa renació hace ocho décadas con el desembarco de Normandía. Un continente que se va vaciando de contenidos es como océanos sin agua. Curiosamente, los océanos, esas autopistas de los mares, deben su nombre al más pequeño de los cinco continentes, el primero donde se celebra cada año la Nochevieja. Océano fue un futbolista de Cabo Verde que jugó en la Real Sociedad, un archipiélago africano donde repostó Colón en el tercero de sus viajes y en el que los portugueses estuvieron a punto de estropear la hazaña de Juan Sebastián Elcano con la Nao Victoria.
Puentes de Europa es un libro de Antonio Cascales que se lee como si fuera un Tratado de Tordesillas en un tiempo en el que Venecia, Castilla o Florencia fueron potencias de índole universal. Como muestra, un botón. Para el concilio de Florencia, convocado por el papa Eugenio IV, no muy bien aceptado por ser veneciano e hijo de comerciantes, llegan teólogos dominicos desde Salamanca y París; y teólogos franciscanos desde París y Oxford.
Hay un puente en Sevilla que tiene cuatro nombres: de la Expiración, del Cachorro, de Manzanares (por el ingeniero trianero que lo diseñó) o de los leperos (primero hicieron el puente y después trajeron el agua); una obra de ingeniería escoltada por carteles de Más Europa y Más Teresa (por Ribera, no por Cepeda y Ahumada). El autobús a Coria del Río va haciendo paradas en La Pañoleta, en Canal Sur, en Leroy Merlin (la empresa de bricolaje que fundan en 1923 Leroy y Merlin en un pueblecito francés) y en la Rotonda Ferretería El Tornillo. Se ve el cartel de Bodegas Gaviño y un reclamo en el último piso de Vigía Detectives, ese oficio que adopta uno de los personajes de La trilogía de Nueva York de Paul Auster.
La Plaza de Europa es un espacio irregular: ni cuadrado, ni rectángulo, ni triángulo. Por un lado da a la calle Divina Enfermera, que circunda la iglesia de San Martín de Tours, donde está la hermandad de la Lanzada. Por otro tiene salida por la calle Morgado a Amor de Dios a la altura del hotel El Corregidor. Tiene un grafitti de AC&DC junto a sendos retratos de Newton y Tesla. En San Martín son vecinos de calle Cervantes (1547-1616) y Quevedo (1580-1645), con curiosos paralelismos. El primero empezó a escribir el Quijote en Sevilla; el segundo acompañó al rey Felipe IV en la visita que hace a Sevilla en 1624, hace justamente un siglo. Cervantes hizo inmortal una región con el comienzo de su libro: En un lugar de la Mancha de cuyo nombre nunca se quiso acordar. En un lugar de la Mancha que lo llevan a mucha honra, Villanueva de los Infantes, murió Quevedo dos décadas después de su visita a Sevilla. Hay quien pretende que el lugar postrero de Quevedo fuera también la cuna de incógnito en la que naciera el mito del caballero andante. Cervantes y Shakespeare mueren el mismo año, que es como una línea de puntos para delimitar la fortaleza de Europa, desde el muro de Adriano hasta los molinos de Campo de Criptana, la patria chica de Sara Montiel, que en esa misma línea se murió el mismo día que Margaret Thatcher (8 de abril de 2013).
Generales, gallegas, vascas, catalanas y ahora europeas. El año que votamos peligrosamente, parafraseando la película de Peter Weir. El bar Europa une la plaza del Pan con la Alfalfa, el kilómetro cero de Sevilla en al atlas de Ismael Yebra, donde estaba el bar Tino en el que Garmendia dejaba sus dibujos y críticas gastronómicas para los periódicos. Sevilla tiene de Florencia un río, de Londres una torre y en París se quedaron unos cuantos murillos del latrocinio del mariscal Soult, el enemigo público número uno del patrimonio de Sevilla, empatado ex aequo con la desidia y la indolencia.
Sevilla es europea en la Alameda y en la Alfalfa, dos de sus principales espacios públicos. De cuando los barrios eran barrios-Estado, así reconocidos en su heráldica siempre y cuando contaran con un cine de verano, una piscina, una cruz de mayo, un líder vecinal (que antaño mandaba más que Macron y Meloni juntos) y un buen festival flamenco. De las ciudades de bata de cola qué pocas fueron quedando. Huele a campo, dice alguien. ¿De Gibraltar o de Criptana? Las cruces de mayo han sido sustituidas por cruces de junio para cirineos que pueden ser camioneros, agricultores o médicos de familia. Una piscina era el mejor de los océanos, el contenido de un continente antes de que estos tiempos le dieran más relevancia al contenedor. Más Europa. Ése es el signo de Sumar. Coalición sutil. Los carteles de Dolors Montserrat están en la calle Marqués de Paradas, junto al Avenida Multicines que da cine en los diferentes idiomas de la Unión Europea. Muy cerca de la calle Alfonso XII, por donde según Antonio Cascales, ingeniero de Puentes, el siglo XIX entró por Sevilla.
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