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Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Sevilla será una fiesta

La Sevilla primaveral no tendrá fiestas colectivas, pero puede tenerlas individuales, de parejas y familiares

No habrá fiestas -no al menos en sus fechas tradicionales-, pero lo pasaremos bien. O lo intentaremos como sea. Ya lo estamos haciendo dentro del queli¿no? Un bicho no va a venir a chafarnos la diversión. ¿Quién dijo miedo? A esto hay que echarle un par, con cuidado, con precauciones -ya lo recalca la campaña institucional del Gobierno con el No Te Confíes-, evitando que nos pase como en aquella canción de los Ramones, Somebody Put Something in My Drink (lo sé, no es de las más afortunadas), pero eso, con un par. Bien puestos. Sin amilanarnos. En tiempos mucho más duros, bastante más peligrosos, nuestros mayores ya demostraron que la cotidianidad, por muchos zarandeos a los que se le someta, puede y debe seguir su curso, incluso lloviendo bombas y con la ulterior hambruna, y no digamos ya los antepasados -revisen estos días claustrales, si les place y pueden, La peste, de Alberto Rodríguez-, y como en otras épocas menos infectadas -de esta clase de infecciones, que de otras no nos desembarazamos jamás- la nuestra no tiene, o no debería, por qué resentirse más de lo recomendable. No es el mejor momento para darle los buenos días a la tristeza. Dejaremos este saludo para otra ocasión. La fiesta no tiene por qué ser autodestructiva ni suicida. Si las calles deben -o deberían- estar vacías, las casas no. No vacías de diversión. Sí vacías de tedio. No vacías de acción. Sí vacías de inanidad. No vacías de juegos (infantiles... y adultos, ya me entienden). Sí vacías de aburrimiento. No vacías de palabras. Sí vacías de silencios (aquí lo vamos a tener fácil, lo que nos sucede estos días dinamita esos silencios tan incómodos a veces: hay tema de cháchara para dar y para regalar, con teorías y opiniones de toda laya, y la parranda casera gana mucho cuando se entra en el terreno conspiranoide).

Sí, la Sevilla primaveral no va a tener fiestas colectivas. Pero las puede tener, las debe tener, individuales, de parejas y familiares. Y no tienen por qué ser un sucedáneo de las que han sido suspendidas o aplazadas. No es lo mismo, se me dirá. Eso depende de cada uno. Es cierto que los muy cofrades -o cofrades a secas; aunque permítanme que escriba los cofrades "de verdad" y no los de boquilla y mucho menos los que se han tomado de unos años atrás la Semana Santa como una moda más- deben tener estos días el corazón hecho trizas. Aguardan todo el año sus días más grandes y ahora ocurre esto. Pero llegará la de 2021. Y lo mismo hay que decir de la Feria: vendrá la del próximo año. Mientras, recen, escuchen marchas y vean dvd de procesiones los primeros en sus casas y los segundos denle al rebujito -pero sin colas en el súper con la manzanilla y el Seven Up- y conviertan su piso en una caseta. Servidor va a hacerse un pogo con los Ramones. Let's Go!

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