Por la Sevilla peatonal no hay quien ande. Eso pienso -yo, andariega militante, peatona en resistencia, gastosa de botín de caña alta, adversaria de la ley no escrita de "una persona un coche"- cada vez que elijo tirar por calles angostas con tráfico rodado. Permítanme la aparente contradicción de estar a favor de las zonas liberadas de autos, no sólo en el centro sino también en los barrios, y afligirme cuando paso por muchas de ellas. Tengo mis motivos.

Valga un ejemplo: calle San Jacinto, vía muy principal de Triana, dividida en dos tramos, uno con coches, otro sin. En la parte en principio más incordiosa, la del tráfico, perviven los comercios (el retratista, las merceras, los elegantes estanqueros, el ultramarinos de extenso surtido, la amplia panadería, los electrodomésticos), los tenderetes más o menos furtivos, los corrillos en las esquinas, bares donde desayunarse, la chiquillería de las escuelas, el trajín del ambulatorio o de la clínica, la vecindad en su día a día. La parte peatonal, en cambio, cada vez más es cualquier otra parte, londonizada y turística. O peor, una mala réplica de sí misma. En locales franquiciados se simula la solera, disfrazan con guardapolvos a los camareros y recuerdan en los mupis -para que no se nos olviden- un buen manojo de tipismos. El tufo a fritanga ha subido decibelios, lo que quita las ganas de probar el frozen yogurt mientras miras un souvenir cool en la nueva tienda de Ale-hop. Ante esta vista, sólo se puede concluir que lo peatonal ha sido sustituido por lo pedestre. Mientras, resiste y vibra la vida común, mas claramente desplazada.

¿Cuál es el objetivo de peatonalizar? ¿Para quién se peatonaliza? ¿Las calles están para ser rentables o para hacer ciudad? ¿Prima el bien público o el interés particular? ¿Cómo se salvaguarda la zona peatonalizada de la gentrificación y de la usura? ¿Otra prosperidad es posible? Que el tráfico ocupe las calles, ¿es la única forma de que no nos invadan los stands de pichiglás, las grandes marcas, las terrazas, los happenings bizarros promovidos por empresas? Cuando peatonalizan una calle, ¿nos la dan o nos la quitan? ¿Favorece el trasiego de las calles (que como algunas de éstas sólo hay "quince o veinte en el vasto mundo. Aunque los sevillanos no quieran creerlo", decía Chaves Nogales) o lo falsifican? Supongo que el gobierno de la ciudad también se ha hecho estas preguntas. Camino por las calles tropezándome con respuestas.