Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

La Sevilla que pocos se creen

Hay un modelo de ciudad con potencial que tiene más admiradores fuera que dentro

El director de Cartuja es de Riotinto y se le encienden los ojos cuando habla del parque científico y tecnológico de Sevilla, como si hablara de uno de sus hijos. Realmente lleva 18 años trabajando en este recinto legado del 92 y ello le acredita como padre de un proyecto por el que muy pocos apostaban y que hoy, convertido en una tecnópolis pujante y de referencia fuera, sigue generando indolencia en la ciudad. Y no sólo entre los sevillanos de a pie. La Cartuja es un tesoro y, hasta ahora, la apuesta municipal por este territorio ha sido demasiado tibia. Desde la más alta estrategia económica hasta el detalle urbanístico. Y basta con darse un paseo por ciertas zonas del parque para comprobar que, aunque lo de los jaramagos ya pasó a ser una leyenda, aún hay zonas abandonadas que alimentan ese desprecio.

Conozco a más enamorados de esta particular isla de fuera que de la propia ciudad. Uno de los que ha demostrado su adhesión inquebrantable a Sevilla ha sido Josep Piqué, quien, al margen de su trayectoria en el Gobierno de España, es un reconocido especialista en geopolítica y empresario. El ex ministro, que ha sido el comisario de una cumbre económica del sector del espacio impulsada por el Ayuntamiento de Sevilla y de carácter internacional, ya conocía el potencial de Sevilla en materia aeronáutica, pero lo que acabó de convencerle fue precisamente el empeño con el que el alcalde, Juan Espadas, le mostró las posibilidades del PCT.

La pandemia sorprendió a la ciudad con un Plan Estratégico recién salido del horno que algunos piensan que ya no sirve de nada porque la situación ha cambiado radicalmente. Pero lo cierto es que, con ligeras adaptaciones, el puzle que dibuja este documento encaja.

En esta guía de futuro ya se hablaba, antes de la pandemia, de reindustrialización y de nueva economía y se enfocaba a Cartuja y también al Puerto. Realmente, después del sector turístico la industria que se asienta junto al río es la gran potencia de la capital, aunque no siempre se diga. Y la mayor ventaja es que cuenta ya con empresarios locales consolidados y que apuestan, a veces contra todo pronóstico, por mantenerla. Gente de aquí que cree en su trabajo y en una ciudad que sufre en demasiadas ocasiones los efectos de mirarse el ombligo.

En Sevilla cualquier alianza ha sido siempre muy complicada y en los últimos meses hemos asistido a varios acontecimientos donde lo público y lo privado se han dado la mano sin complejos. Primero fue en la elaboración de un Plan 8 de reactivación del turismo que sumó hasta a la Iglesia y al Ejército. Luego el Plan Estratégico, que arrancó el compromiso de todos para impulsar realmente el cambio que la ciudad necesita. Y también se han producido eventos como la cumbre de innovación turística, el TIS bautizado como el Mobile del turismo, donde se han embarcado juntos y con el mismo empeño el sector privado y el público. Sevilla necesita creer más en sus posibilidades y un proyecto real de ciudad. Y eso no debe ser una mera declaración política, es una tarea de todos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios