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Sevilla, con sevillanos... como Alfonso

Sevilla salda una deuda con su propia memoria al hacer Hijo Predilecto a Guerra. En vida y con plena lucidez

La duda asalta sólo al leer la noticia: ¿pero de verdad no lo es ya? Sevilla nombrará Hijo Predilecto a Alfonso Guerra cuando septiembre deje paso al otoño. Y en cuanto el día 23 reciba esos honores, la ciudad habrá saldado una deuda con su propia memoria. Y a tiempo: en vida y con plena lucidez. Brillante lucidez en los últimos años. Guerra no es sólo uno de los máximos exponentes de la generación de políticos que hicieron el milagro de transitar de una dictadura a una democracia con total legitimidad y en paz. De la ley a ley a través de la ley, que dijo Torcuato Fernández Miranda. Fue protagonista del pacto constitucional, por más que no estuviese entre los siete ponentes considerados padres de la Constitución. Y hoy es una de las voces que con más acierto, agudeza y determinación defiende el marco legal que ha permitido alumbrar el mayor periodo de libertad y prosperidad de España. Y lo es más allá de la ideología. Da igual a la distancia que se esté de la suya. Guerra -como Felipe González- es la encarnación de una izquierda posibilista y muy alejada de cierta izquierda actual -y destructiva, añado yo-, dentro y fuera del PSOE (al menos desde Rodríguez Zapatero). Sus aldabonazos contra lo que representa Podemos y ERC -los desprecia tanto que ni los nombra- de los últimos años son prueba de ello. Y es el diputado que más tiempo representó a a los sevillanos en el Congreso. Pero Alfonso Guerra no sólo ha hecho méritos como político -la Sevilla de 1992 tiene también mucho que ver con él, pese a que dejase el Gobierno en 1991 por el caso Juan Guerra-, sino por su altura intelectual, su protagonismo como catalizador del pensamiento y la cultura en Sevilla -ahí está la etapa de librero- y su papel de embajador de la ciudad a través de otro de sus hijos más ilustres: Antonio Machado, al que reivindicó cuando nadie lo hacía y contribuyó a que se le reconozca como un indiscutible de las letras españolas. Por eso sorprende que Sevilla no lo tuviese ya reconocido como Hijo Predilecto, aunque sí lo es de Andalucía desde 2011. Ni siquiera porque saliese del Gobierno como salió. Alfonso Guerra representa a la mejor de las Sevillas, alejada de la pandereta y los tópicos. De Machado a Cernuda, pasando por Hernando Colón (que tuvo aquí la biblioteca más importante de la época moderna). Es exponente de Sevilla como cuna del saber. Hace gala de una libertad insobornable: no ha tenido complejos en defender los logros frente a las sombras del Rey Emérito cuando todo el mundo hacía leña del árbol caído. Contra el dicho machadiano, Sevilla, con sevillanos... como Alfonso.

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