La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Sevilla, sin sevillanos y abarrotada

Posiblemente le tocase los costados al personal Antonio Machado cuando parió "Oh maravilla, Sevilla sin sevillanos, la gran Sevilla", pero dio en la tecla por muy mal que le siente a los que estamos mirándonos el ombligo desde que vemos la primera luz. Antañazo venían en los papeles imágenes de una Sevilla desierta en este puente de la Virgen. Calles y jardines sin un alma, como en una suerte de día después de no se sabe qué. Imágenes llenas de encanto, Sevilla sin sevillanos y sin foráneos, Sevilla edénica, ciudad única y habitable por la ausencia del hombre. Y uno que venía de lugares donde reina el atasco en todo su apogeo agradecía en el alma que la ciudad propia estuviese tan acogedora y transitable. Qué razón la de Machado, oh maravilla, Sevilla sin sevillanos, pero ahora, aun sin sevillanos, Sevilla nunca está desierta y cuánta maleta con ruedas.

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