EN España siempre estamos saliendo de unas elecciones y entrando en otras. Vivimos una especie de campaña electoral permanente que distorsiona el discurso de los políticos, que condiciona muchas de las acciones que se ponen en marcha desde las administraciones y que, al tiempo, bloquea la puesta en marcha de medidas que sería necesario adoptar. En este clima de precampaña permanente, aquí acabamos de dejar atrás las municipales y ya todos los esfuerzos están dirigidos a posicionarse para las autonómicas y generales que se nos echan encima, haya o no adelanto. En este clima hay que inscribir los debates parlamentarios que han tenido lugar esta semana en Sevilla y Madrid, donde se ha hablado más en clave electoral que mirando de frente a los muchos problemas que tenemos, y el singular mitin celebrado por los empresarios andaluces. El acto de la CEA, cargado de razones, parecía diseñado para situar a los dirigentes empresariales andaluces ante un cambio político que se ve ya muy próximo y, quizás, para hacerse perdonar la cercanía que durante décadas han mantenido con el omnímodo poder socialista que ha mandado en nuestra tierra.

Pero este clima preelectoral es también el que está guiando los primeros pasos del nuevo Ayuntamiento de Sevilla, tanto en lo que se refiere a la actuación del gobierno como de la oposición. El PP tiene muy claro, además no lo ha ocultado nunca, que la Alcaldía de Sevilla era la pieza que le faltaba para que Javier Arenas pudiera llegar a la Presidencia de la Junta de Andalucía. O si lo quieren traducido: Zoido va a dedicar los ocho primeros meses de su mandato a seguir actuando como candidato, una actividad en la que se especializó durante los cinco años anteriores y en la que el grado de competencia alcanzado quedó más que demostrado el pasado 22 de mayo. Esperen, pues, en el corto plazo, mucho gesto de austeridad de cara a la galería y mucha denuncia de los desmanes cometidos durante el periodo social-comunista. Cuando Arenas llegue a San Telmo, si es que llega, las cosas serán diferentes y no duden que veremos otro Zoido.

La duda está en cómo va a hacer frente a esta situación la oposición municipal que lidera Juan Espadas. Es una incógnita porque si ya tenemos algunos indicios del modo de actuar del PP en el Ayuntamiento, los socialistas permanecen señaladamente inéditos, en una estrategia que recuerda mucho a la que se mantuvo durante la campaña electoral y que le dio los resultados que le dio. Una cosa sí que tiene clara, o debe tener clara, Espadas y su equipo: el terreno que ellos no ocupen será aprovechado por sus rivales para conseguir sus objetivos. Y el partido se juega, como siempre en España, en cuestión de meses.