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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Siempre nos queda Obama en Sevilla!

Zoido fue el primer alcalde que se atrevió a promocionar Sevilla en agosto

Por fin vendrá. Tras dejarnos plantados hace dos años, cuando una noche de verano tuvo que recortar el periplo del Air Force Juan y suprimir la estancia en Sevilla por culpa de un suceso en los Estados Unidos, Obama acudirá a la capital de Andalucía, aunque ya sin el maletín desde el que se controlan los misiles y toda la fanfarria que componen el predicado del sujeto con más poder del mundo. Acudirá con motivo de la cumbre mundial del turismo, en plena primavera, temporada alta en la ciudad y poco tiempo de las elecciones.

Antes de Obama ya estuvo en Sevilla el ex presidente Bill Clinton, que dio una conferencia en la Cartuja y visitó después la Catedral. Y también estuvo en su día el ex vicepresidente Al Gore, que soltó su discurso sobre el cambio climático en un hotel del Aljarafe a puerta cerrada. Pero con mando en plaza no recibimos a nadie en la ciudad desde la reina de Inglaterra (1988) y el papa Juan Pablo II (1993). Sevilla se vende bien como destino turístico, incluso en los meses de verano. Zoido fue el primer alcalde que se atrevió a promocionar Sevilla en agosto, con aquellos reyes magos la mar de a gusto bajo el sol y junto a la Catedral, pero extrañamente no solemos atraer a grandes personalidades ni en las fiestas mayores. Muy atrás quedan las visitas ilustres que llegaban al real en coche de caballos procedentes de la Casa de las Dueñas, como en el baúl de los recuerdos están hace mucho tiempo las fiestas en la Casa de Pilatos. Las estrellas y la realeza han dado paso a los chinos y otros turistas zarrapastrosos, pero un zarrapastroso de ropas carísimas que dejan esquilmados el Loewe y el Max Mara de la Plaza Nueva. Sevilla se vende hoy más por el fútbol que por los monumentos. Por ser la ciudad donde jugó Maradona o desde la que emite el último influencer de gloria efïmera, que por las muy tradicionales fiestas mayores.

Por la foto de Barak Obama junto al alcalde que por cualquier imagen de postal en la que confluyan el gótico de la Catedral, el islámico del Alcázar y el herreriano del Archivo de Indias. El mundo se mueve por otras causas muy distintas a las de hace veinticinco o treinta años. Por eso interesa que venga el ex presidente Obama. El zarrapastroso compra en la milla de oro. Se entiende que la reina de Inglaterra salga cada vez menos de casa. Cuando vino a Sevilla se llevó un jamón.

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