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Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Siempre les quedará Poitiers

Rabat ha escrito su carta a los Reyes Magos de La Moncloa: 60 millones de euros para ayudar a frenar la migración

Dicen que Rabat está enfadada porque Sánchez no ha podido ajustar su agenda internacional para cumplir con la costumbre de que la primera visita del presidente del Gobierno sea al rey de Marruecos. Dicen que Rabat está enfadada porque España anuncia unilateralmente decisiones sobre las políticas de migración. Dicen que la Policía fronteriza marroquí se ha relajado en estas últimas semanas, lo que podría explicar el arribo masivo de pateras y el asalto de entre 700 y 800 personas a la frontera de Ceuta.

El Gobierno español, desbordado ante esta avalancha en Ceuta y las costas andaluzas, ha preguntado al Gobierno de Marruecos en qué puede ayudarle para frenar estas oleadas. Y Rabat ha escrito su carta a los Reyes Magos de La Moncloa: vehículos, helicópteros, material antidisturbios y radares por valor de 60 millones de euros. ¿Qué ha hecho el ministro Grande-Marlaska? Reenviar la carta a los Reyes Magos de Bruselas para que la UE pague la factura. ¿Qué hará la UE? No se sabe. Pero dados los precedentes de las generosas ayudas a Grecia e Italia, y conocida la solidaridad de las naciones hermanas europeas no afectadas en primera línea por la migración irregular, es posible imaginárselo: nada. O muy poco.

Sánchez no ha tenido tiempo de meter en su apretada agenda político-gastro-lúdico-musical (porque según Carmen Calvo todo lo que hace este hombre es agenda presidencial) la visita al rey de Marruecos ni de utilizar el avión oficial en el que va a conciertos para ir a Rabat. Pero tranquilos: ha consensuado con Macron un documento de buenas intenciones para construir "un modelo migratorio basado en la solidaridad y el respeto a los derechos humanos" y está dispuesto a convocar "una reunión regional de los ministerios europeos encargados de asuntos migratorios" con los del Sahel y África occidental para "analizar" los nuevos flujos y "explorar" posibles iniciativas comunes. Seguro que esto multiplicará nuestro agotado presupuesto destinado a esta cuestión, descongestionará los abarrotados centros de acogida, acojonará a los traficantes de seres humanos y disuadirá a los 50.000 desdichados que están a las puertas de Ceuta y a los miles que están a punto de jugársela en pateras. Seguro.

Y Macron tan tranquilo, claro: entre el norte de África y Francia median más de 1.000 ó 2.000 kilómetros mientras que España está a 14. Ella siempre tendrá su Poitiers.

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